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LA FUERZA INTERIOR DE MI IGLESIA ES MI ESPÍRITU SANTO


15.04.91

-Señor, ven con toda fuerza con Tu Espíritu Santo a nosotros, porque, Abba tiernísimo, así como has glorificado a Tu Hijo y Tu Hijo te ha glorificado a Ti, ha llegado la hora de que Tu Santo Espíritu de Verdad glorifique a Tu Hijo. Prueba al mundo que Tu Palabra es algo vivo y activo y no sólo palabras impresas sobre el papel. Deja que Tu Espíritu Santo "vuelva los corazones de los padres hacia sus hijos y los de los hijos hacia sus padres" 1 .

-La paz sea contigo, Vassula. Las Escrituras nunca mienten; ha sido dicho que en los últimos días por venir, la gente mantendrá la apariencia externa de la religión rechazando la fuerza interior de ella 2 .

¡Ah! Mis bienamados, ¿encontraré algo de fe a Mi Vuelta?...

La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo en ella, vivo y activo; como un corazón en un cuerpo, Mi Espíritu Santo es el Corazón de Mi Cuerpo que es la Iglesia.
-La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo que da libremente y distribuye generosamente sus dones y sus gracias, para que la Iglesia se beneficie. La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo, el Recordador de Mi Palabra, no revelando nada nuevo, sino las mismas instrucciones dadas por el mismo Espíritu. La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo que os transfigura, os eleva y os convierte en verdaderas copias de Mí Mismo. La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo, ese Fuego que os anima, os purifica y hace de vuestro espíritu columnas de fuego, braseros ardientes de amor, antorchas vivas de luz, para proclamar sin miedo Mi Palabra, llegando a ser testigos del Altísimo y enseñando a otros a buscar sólo las cosas del Cielo. La fuerza interior de Mi Iglesia es Mi Espíritu Santo, la Vida y el Aliento que os mantiene vivos y hace que vuestro espíritu Me desee, llamándome: Abba.

Hija Mía, si rechazáis y suprimís los dones de Mi Espíritu Santo, ¿qué clase de servicio podéis cumplir y ofrecer? No seáis como cadáveres que mantienen la apariencia externa de la religión pero rechazan la fuerza interior de ella con especulaciones fútiles, limitándome en Mi Divinidad. No rechacéis a los que vienen a Mí, como niños, viviendo una vida de devoción al Espíritu Santo. Soy Yo quien los llama a los desposorios con Mi Espíritu Santo.

El secreto de la santidad es la devoción a Mí, vuestro Dios, y no podéis hacer nada por vosotros mismos a no ser que Mi Espíritu que vive en vosotros os guíe y enseñe las cosas Celestiales.

En verdad os digo, el que de verdad Me teme aceptará Mi corrección, así que no os durmáis ahora porque éstos son los Tiempos en que tenéis que estar despiertos y vigilantes, más que nunca.

Éstos son los Tiempos de abrir vuestros oídos y escuchar a Mi Espíritu sin despreciarlo; no os hagáis los sabios en el momento inoportuno haciendo a un lado el Aliento de Mi Espíritu Santo, suprimiendo así la fuerza interior que activa Mi Iglesia. ¿Quieres ser prudente? pues abre tus ojos.

¿Quieres ser prudente? abre tu corazón y tus oídos, amigo Mío, no tu mente.
Una persona prudente no desprecia jamás una advertencia del Espíritu; sólo los orgullosos desconocen el temor. El temor de Dios es el principio de la Sabiduría. ¿Quieres ser prudente? ¡Busca la Verdad que se inclina desesperadamente hacia tu miseria para salvarte! ¡Mira Quién se está inclinando hacia vuestra miseria y vuestra maldad para atraeros hacia Él, sacaros de vuestras tumbas e infundir otra vez Vida en vosotros!

¡Oh, ven! No Me interpretes mal, ¡no te Estoy forzando ni Estoy tratando de violar tu libertad!

Me he apiadado de ti, generación. No digas que todo lo que tenía que decir ya lo He dicho.

¿Por qué limitarme como a ti misma? Soy el Recordador de Mi Palabra, sí, la fuerza interior de Mi Iglesia y Yo soy libre de enviaros nuevos portentos y hacer maravillas diferentes. Soy libre de elevarte, generación, y derramar bálsamo sanador de las Riquezas de Mi Sagrado Corazón, cuando quiero y en quien quiero. Estoy construyendo, sí, reconstruyendo Mi Iglesia que yace ahora en ruinas.

Así es que, en el Día del Juicio, no dejes, generación, que te tenga que hacer frente y ser obligado a decirte: tú, tú fuiste uno de Mis perseguidores que derribabas mientras Yo construía.

La Misericordia está ahora a vuestras puertas y Mi Compasión llama a vuestras puertas en vuestros tiempos de tribulación.

¿Os llamáis a vosotros mismos santos? pues probadlo demostrándome vuestra adoración por Mí. Demostrad que sois santos mostrándome las almas que estáis convirtiendo y trayéndome, porque Mi Reino no consiste en palabras dichas, ni en una apariencia externa de religión, sino en una Fuerza Interior que sólo Yo puedo dar a través de Mi Espíritu Santo, si Lo buscáis.

Sentid Mi Presencia y el Amor que tengo por cada uno de vosotros.

Yo, Jesucristo, estoy presente y os bendigo a todos desde las profundidades de Mi Sagrado Corazón, dejando en vuestras frentes Mi Suspiro de Amor. Sed uno. Ecclesia revivirá.


1 Ml 3,24
2 2Tm.3,5