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HAY UN GRAN PRECIO QUE PAGAR POR LA PAZ

9.01.1991

(Lloré por todas las falsas acusaciones dichas sobre mí por "..." y que dañaron tanto).

Flor, ésta es también Mi Cruz, pero permíteme tratarte como Me place. Tu amor llega hasta Mí como el incienso. Cuando un repentino azote mortal desciende sobre ti, Mi niña, ofrécemelo y Yo haré buen uso de él. Las naciones están al borde de la guerra, ¡¿no lo entiendes?! Pequeña, ofréceme tus sufrimientos, porque hay una cólera lista a inflamarse... ten Mi Paz... ten confianza en Mí, Vassula Mía, recuerda que Yo te confortaré. Además, está tu ángel a tu lado para consolarte y para curar tus heridas. Pero, por ahora, permíteme dejar Mi Cruz sobre ti. ¡Ten valor, hija! Mi Cruz es pesada y está pesando sobre ti, pero sé que tú estarás dispuesta a llevarla hasta el final.

Yo, el Señor, te bendigo. Yo te recompensaré en el cielo.


(Daniel, mi ángel).

Tu Jesús te ama. Soy Yo, Daniel. Recuerda que el Señor te ha hecho descansar, pero ahora, ¿no quisieras descansarlo a Él también? Entonces, Vassula, satisfácelo, y permítele oprimirte con sufrimientos. Hay un gran precio que pagar por la Paz, hay muchas vidas en juego. ¿Cuántas veces te oprime el Señor con dicho peso?

No a menudo.

No, no muchas veces. Así que, las pocas veces que Él lo hace, acéptalas y no estés ansiosa por ello. Vassula, todos estos sacrificios no van a ser en vano. Ellos te fortalecen, también. Permanece en el Amor de Dios.

ansioso está Él de purificarte,
ansiosa estés tú de glorificarlo.
Daniel, tu ángel.

(Sonreí. De algún modo, mi ángel siempre se las arregla para hacerme sonreír. Sonreí por la prosa que él escribió. Esto es típico de mi ángel.)