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QIUERO QUE TÚ SEAS PERFECTA

19.03.87


-Estoy aquí. Yo soy Jesús. Vassula, elévate hacia Mí. Quiero que tú seas perfecta 1 . Hazme feliz y sé perfecta. ¿Estás dispuesta a ser perfecta?

Yo estaba sin palabras.

-Yo quiero que tú seas perfecta, Yo te lo pido, Vassula.
-Pero, Señor, ¡ser perfecta es imposible en el estado en el que me encuentro actualmente! Ser simplemente buena ya es bastante para mí...
-Vassula, Yo te enseñaré a ser perfecta. En verdad te digo que no es imposible, pero tú debes dejar que Yo te modele. Abandónate completamente a Mí y te formaré como Yo quiero que seas.
-Jesús, ¡yo no creo poderlo ser jamás! Yo soy tan difícil de modelar. ¡Sería como querer modelar una roca!
-Vassula, oh Vassula, ¿tú no tienes confianza en Mí? Yo soy Dios y puedo modelar también las rocas, de todas las formas que Yo quiero. ¿Sabes por qué te he elegido?
-Sí, Señor.
-Pero hay otra razón: te he elegido, porque eres débil y tu debilidad Me encanta. Hija, ven a sentir Mi Corazón. Mi Corazón desea ser amado. Ven a sentir Mi Corazón con tu espíritu. Vassula, ¿estás preparada? Siénteme.

Yo estaba petrificada.

-No Me entristezcas. Ven y siénteme. Tú no Me estás sintiendo.
-No, no Te siento. No tengo el valor de hacerlo.
-¿Quieres decirme tu problema?
-Ahora es peor.
-¿Por qué?
-Mi dificultad. Me siento incómoda, me siento humillada.
-Vassula, ¿por qué? No Me entristezcas y dime cuál es tu problema.
-Me siento turbada al tocar Tu corazón. Yo me veo como una leprosa que se acerca a tocar a una persona sana. ¿Quién soy yo para acercarme a Ti?
-Cuando te sientas turbada, Yo te amo aún más. Hija, puesto que estamos unidos para toda la eternidad y tú eres Mía, Yo Me permitiré penetrar profundamente en tu corazón. Hacerte Mi esposa Me glorifica y te purifica. Nosotros estamos unidos.
-Sí, Señor, pero ¡mira a qué Te has unido!
-Te amo. Ven, apóyate en Mí ahora.

Más tarde.

-Vassula, siente Mi Corazón.

Sentí Su Corazón, caliente y palpitante por el deseo de ser amado.

-No tienes que turbarte al sentir Mi Corazón. Es tu Dios quien te pide esto, permíteme que te utilice como Yo quiero. Deja que te bese.

Me asaltó una sospecha; ¿será el demonio, que quiere hacerme caer en una de sus trampas?

-Yo soy el Señor Jesucristo. ¡No tengas miedo!

Yo estaba en guardia. A pesar de no sentir al demonio a mi alrededor, yo seguía desconfiando.

-No tengas miedo.

No podía remediarlo. Ese sentimiento de "leprosa" venía a mi mente y no conseguía moverme.

-¿Sabes cuánto te amo?
-Sí, lo sé, Jesús.
-Entonces, ¿por qué rechazas Mi Beso?
-Porque yo no soy digna de un beso Tuyo.
-Vassula, ¿no te he dicho que tú no debes negarme nada? ¿Y qué Me respondiste?
-Que nunca Te negaría nada.
-¡Si! Entonces, ¿por qué rechazas Mi Beso? Vassula, no Me rechaces nunca. Si Yo te pido algo es por Amor. Deja que te bese, ¡permíteme que lo haga! Ven a Mi encuentro y siente Mi Beso, un Beso Divino en tu frente, ¿estás dispuesta?
-Te amo.

Jesús, me besó en la frente, dejándome en un estado de éxtasis. ¿Cómo podré expresarlo? Me dejó un extraordinario sentimiento de paz en el alma. Mi respiración parecía atravesar mis pulmones e invadir completamente mi cuerpo, trasmitiéndome la sensación de ser aire puro. Durante los dos días siguientes me sentía ligera, transparente, como el cristal claro.


1 Mt 5,48