Foro  de la

Verdadera Vida en Dios

13 de marzo de 2004  www.tlig.org/sp 

Contenido:      
1. Orar por España y la paz del mundo
2. Mensaje de Cuaresma de Jesús
3. Guía para una buena Confesión

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1. Orar por España y la Paz del Mundo

Toda la familia de la Verdadera Vida en Dios nos unimos en oraciones por el pueblo de España, pidiendo al Espíritu Santo les dé fortaleza, consuelo y resignación a todos aquellos que perdieron a sus seres queridos y la pronta salud y recuperación para todas las víctimas.

Reforcemos nuestros oraciones por la paz en el mundo. Como nos dice Nuestra Señora en el Mensaje del 3 de noviembre de 1990:

…. Como una madre que alimenta y consuela a sus pequeños hijos, así soy Yo al alimentar sus almas y darles la Palabra de Dios. Como una madre que consuela a sus hijos en los tiempos de aflicción, también Yo Me inclino hacia ustedes para consolarlos. Yo estoy cuidando su alma con Mis oraciones.  El Señor no es lento para cumplir sus promesas, sino que está esperando pacientemente a que cada uno tenga la gracia para ver la Luz y se convierta.

 …El Príncipe de la Paz los exhorta a orar por la paz y Yo, la Reina de la Paz, les pido que oren por la paz.

Para leer este Mensaje completo, ir a: http://www.tlig.org/spmsg/spm569.html


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2. Mensaje de Cuaresma de Jesús

10 de marzo de 1990

...Hija Mía ¿has comprendido plenamente Mi Pasión? Yo soy El que te ha librado de la muerte. Fui perseguido por tu causa... desfigurado por los golpes, escupido, despreciado, mofado y burlado por tu salvación; flagelado sin piedad a causa de Mi Gran Amor por ti. He llevado tus pecados sobre Mis Hombros sin pronunciar queja alguna, "como cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante los trasquiladores, no abrí Mi Boca". 1 Y por liberarte, bienamada, Me dejé traspasar por aquellos mismos a quienes creé. Sí, ellos perforaron las Manos que los crearon, y a través de Mis Llagas yo te he sanado... Por amor a ti, soporté horas de sufrimientos para sacar tu alma del abismo. Yo soy tu Santo, sin embargo les he permitido extenderme en la Cruz hasta que Mis Huesos se dislocaron. Siente hoy Mi Agonía, siente Mi sed por falta de amor, un amor que ningún raudal podrá jamás apagar y ningún torrente podrá jamás ahogar.

¿Te veré a ti que todavía estás errante en el desierto? Vuelve a Mí, a reconciliarte Conmigo, y vive santamente abandonando tus caminos.

Con dolor y lágrimas he visto a esta generación impía alejarse, siguiendo el Vicio en vez de la Virtud; la Muerte en vez de la Vida, porque esta generación ha confiado en la mentira, concibiendo así el racionalismo que dio a luz al ateísmo. ¿Por cuánto tiempo deberé permanecer abandonado y solitario detrás de cada Tabernáculo, mientras corren por Mis Mejillas Lágrimas de Sangre, dejando desgarrada cada fibra de Mi Corazón? Mis Agonías de Getsemaní se repiten en Mi Alma, hora tras hora; entra en Mis Llagas y comprenderás Mis Agonías.

Yo había previsto desde el principio cómo, a pesar de Mi Sacrificio, se levantarían clanes contra Mí y dividirían Mi Cuerpo, dando pie a tantas nuevas doctrinas; y que una vez que su sentido de lo que es cierto y falso estuviera embotado por su discordia, perderían el sentido de la fraternidad... y el gemido de Mis ovejas, desde entonces, ha perforado Mis Oídos... y ahora, como un eco, Mi Clamor desde la Cruz sale a diferentes naciones para llamarlos de regreso y hacerlos uno. Así que, a quien Me pregunte: "¿Por qué corren a torrentes estas Lágrimas de Sangre por Tus Mejillas?", Yo le responderé: Éstas se derraman por ti, hijo Mío, son Lágrimas causadas por los pecados y las impurezas. Y si Me preguntan: "¿Y qué son estas marcas de Tu Cuerpo? ¿Por qué están abiertas Tus Heridas de par en par?, les responderé: "Estas Heridas, hijo Mío, Me las causan diariamente, sin piedad, aquellos a quienes más amo, pero que ahora se han vuelto contra Mí, dejando Mis Heridas abiertas de par en par. Sin embargo ellos fueron los que una vez dijeron: "Nosotros quisiéramos aprender Tus Caminos y seguirte". Intelectualmente, ellos están en la oscuridad y hasta que no mueran a sí mismos, no serán capaces de ver la Luz.

Hoy, nuevamente, en estos días de Cuaresma, vengo a ti, hijo Mío pecador, justo o injusto, o rechazado por la humanidad o zarandeado de un lado a otro, en este mundo, vengo a pedir de ti, tu reconciliación. Ve a reconciliarte con tu hermano, porque al reconciliarte con él, te estás reconciliando Conmigo, tu Dios. Ofréceme tu paz como Yo te ofrezco Mi Paz. Imítame y sé santo; sacrifícate y ayuna para que puedas crecer en Mi Espíritu que es: Amor, Santidad y Verdad.


Para leer este mensaje completo:  http://www.tlig.org/spmsg/spm515.html

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3. Guía para una Buena Confesión

La siguiente guía es utilizada en la Iglesia Ortodoxa, como una ayuda para hacer una buena confesión. Gracias a Georgia Klamson, de Nueva York, por compartirla con nosotros.

DURANTE LA GRAN CUARESMA, y los otros ayunos del Año Eclesiástico, es común que todos los Cristianos Ortodoxos acudan a la Confesión con su sacerdote.

Propiamente, esto debe ser hecho varias veces al año, la frecuencia exacta depende de las veces en que uno tenga la bendición de recibir los Sagrados Misterios y de acuerdo con los consejos y bendición del director espiritual de cada uno. Como una preparación para esta Confesión Sacramental y para ayudar que a un examen de conciencia antes de acudir a la Confesión, algunas veces se distribuyen las siguientes preguntas en las Iglesias y aunque, por supuesto, la lista no es exhaustiva, es de ayuda para todos nosotros.

Pecados contra Dios

¿Oras a Dios en la mañana y en la noche? ¿Antes y después de los alimentos?

Durante la oración, ¿has permitido que tus pensamientos divaguen?

¿Te has apresurado o has dicho de prisa tus oraciones? O ¿Cuando estás en Misa?

¿Lees diariamente las Escrituras? ¿Lees, regularmente, otros escritos espirituales?

¿Has leído libros cuyo contenido no es Cristiano Ortodoxo o incluso anti-Ortodoxo o es dañino espiritualmente?

¿Has pronunciado el Nombre de Dios sin reverencia, bromeando?

¿Le has pedido ayuda a Dios antes de empezar cada actividad?

¿Has hecho la señal de la Cruz, descuidadamente, irreflexivamente?

¿Has jurado? ¿Has murmurado contra Dios? ¿Has pecado olvidando a Dios?

¿Has sido perezoso para asistir a la Iglesia?

¿Has consagrado aunque sea parte de los días de fiesta, particularmente los domingos y las Doce Grandes Fiestas a Dios?

¿Has hecho tu mejor esfuerzo en asistir a la Iglesia en esos días, para evitar pasarlos tan “pecaminosamente” que otros días ordinarios?

Si estás imposibilitado para asistir a la Iglesia por algún motivo, ¿has tratado, no obstante,  de dedicar alguna parte de esos días a la oración y a la lectura espiritual?

¿Te has reunido en oración con personas de otra fe o asistido a sus servicios religiosos?

¿Has ayunado?

¿Te has comportado irreverentemente en la Iglesia, o ante el clero y los monjes?

¿Te has reído o hablado en la Iglesia, o te has movido innecesariamente, y por lo tanto también has distraído a otras personas de su oración?

¿Te has vestido modestamente y de una manera adecuada cuando has asistido a la Iglesia?

¿Has tratado de prestar atención reverente a las lecturas, los himnos y las oraciones en la Iglesia?

¿Te has esforzado en orar durante la liturgia, persignándote, etc., o más bien has estado simplemente ahí, soñando despierto?

¿Te has preparado de antemano para los servicios, buscando las lecturas de las Escrituras, asegurándote que tienes los textos para seguir el servicio, etc., especialmente si el servicio será en un idioma que tú, sin esfuerzo, no comprendes?

¿Alguna vez te has salido de la Iglesia después de recibir los Servicios Divinos, particularmente después de recibir los Sagrados Misterios, e inmediatamente te has ocupado de hablar de cualquier cosa, olvidando así las bendiciones y gracias que has recibido?

¿Te has avergonzado de tu Fe o de la señal de la Cruz frente a la presencia de otros?

¿Has hecho un espectáculo de tu piedad?

¿Has usado tu Fe Ortodoxa o sus enseñanzas simplemente, para intimidar a otros o para despreciarlos?

¿La has usado como un escudo o excusa de tus propias insuficiencias, más que para humillarte a ti mismo?

¿Has creído en sueños, en adivinos, en la astrología y en otras supersticiones?

¿Das las gracias al Señor por todas las cosas?

¿Le has robado a Dios al no dar tu diezmo?

¿Alguna vez has dudado de la providencia de Dios en relación contigo?

¿Por lo menos tratas de percibir Su Voluntad en todas las cosas que te ocurren?

PECADOS CONTRA EL PRÓJIMO

¿Respetas y obedeces a tus padres?

¿Los has ofendido actuando groseramente o contradiciéndolos?

(Estos dos aplican también a los sacerdotes, a los superiores, maestros y ancianos)

¿Has insultado a alguien?

¿Te has disgustado o peleado con alguien? ¿Le has pegado a alguien?

¿Eres siempre respetuoso con los ancianos?

¿Te enojas alguna vez, tienes mal carácter o eres irritable?

¿Has dicho groserías? ¿Usas lenguaje obsceno?

¿Te has burlado de algún discapacitado, pobre, anciano o de alguna manera desfavorecido?

¿Has albergado malos sentimientos, rencor u odio contra alguien?

¿Has perdonado a aquellos que te han ofendido?

¿Has pedido perdón a aquellos a quienes tú has ofendido?

¿Estás en paz con todos?

¿Has dejado a los necesitados sin ayuda, cuando los podías haber ayudado?

¿Has asistido a los enfermos o a los ancianos cuando te han pedido su ayuda?

¿Has sido bondadoso y atento con todos, recordando que Dios está esperando dicha actitud de ti? ¿Le has pegado a los animales sin causa alguna o has sido cruel con ellos o has sido negligente de aquellos a tu cuidado?

¿Has robado algo?

¿Has tomado o usado las cosas de otras personas sin preguntar?

¿Te has guardado dinero u otras cosas que te prestaron, sin devolverlas?

¿Has derrochado el tiempo de tu patrón o sus recursos? ¿Has tomado cosas de tu trabajo para tu propio uso, usado el teléfono de tu oficina o cualquier otra cosa para tus propios propósitos sin permiso o reembolso?

¿Eres obstinado y siempre tratas de salirte con la tuya?

¿Has sido desconsiderado con los sentimientos de otras personas?

¿Has tratado de vengarte de aquellos que te han ofendido?

¿Has albergado rencor? ¿Has engañado a las personas?

¿Has sido chismoso?

¿Has dicho falsedades?

¿Has juzgado y condenado a otros?

¿Te has esforzado por reconciliarte con todos, antes de acercarte a la Confesión?

Pecados Contra ti Mismo

¿Has sido orgulloso? ¿Presumes de tus habilidades, de tus logros, de tu familia, de tus relaciones, o de tus riquezas?

¿Te consideras a ti mismo digno ante Dios?

¿Eres vanidoso, ambicioso? ¿Tratas de ganarte la alabanza y la gloria?

¿Soportas fácilmente cuando eres culpado, reñido, o tratado injustamente?

¿Piensas demasiado acerca de tu aspecto, de tu apariencia exterior y de la impresión que das?

¿Has pecado en pensamiento, palabra u obra, con una mirada, o de cualquier otra forma contra el séptimo mandamiento? (Adulterio, fornicación, todas las relaciones sexuales extra maritales, masturbación, participar en actos sexuales anti-naturales, etc., fantaseando, pornografía, etc.)

¿Has envidiado a alguien o algo? ¿Has sido demasiado susceptible?

¿Has sido perezoso? ¿Has cumplido con gusto tus obligaciones?

¿Has desperdiciado tu tiempo, tu energía o tus capacidades en cosas que no son de provecho para tu alma?

¿Te has vuelto obsesivo de alguna cosa? ¿Has estado desalentado o apático?

¿Has pensado en suicidarte?

¿Te has maldecido a ti o a otros, o deseado un mal a otros, siendo impaciente? 

¿Tienes debilidad por el alcohol? ¿Has bebido demasiado o te has vuelto dependiente a la bebida?

¿Has tomado drogas y otras sustancias aparte de las medicinas necesarias? ¿Has fumado?

¿Has visto la televisión demasiado o indiscriminadamente? ¿Te has entregado a cualquier otro pasatiempo similar, el cual desperdicia tu tiempo y energía y puede haberte dañado?

¿Has sido codicioso, ya sea en relación a los alimentos o a las posesiones?

¿Te has consentido al comer para sentir consuelo?

¿Has sido alguna vez melindroso con los alimentos o los desperdicias, olvidando que tantas personas carecen de alimentación adecuada? ¿Has sido desperdiciado? ¿Has sido despilfarrador?

¿Te preocupas y buscas primero la salvación de tu alma, la vida espiritual y el Reino de Dios, o has puesto en primer lugar las cosas terrenales?

¿Hay algún otro pecado que pesa en tu conciencia o el cual tienes vergüenza de decir?

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Quien sea que se prepare para la Confesión debe pedir ayuda a Dios para tener la determinación de decir todos sus pecados. Un penitente debe prepararse para la Confesión y pensar en sus pecados, por lo menos un día antes de la Confesión. La cosa más valiosa ante los Ojos de Dios es la Confesión del pecado que pesa más en la conciencia.

La lista de preguntas tiene la intención de ayudar a los Cristianos Ortodoxos a examinarse a sí mismos e identificar los síntomas de sus enfermedades espirituales. No deben ser tomados como una clase de prueba para determinar qué bien lo estamos haciendo, como si hubiera una especie de “calificación”. Ante la Perfección de Dios, siempre fallaremos. Es por esta razón que, como Cristianos creyentes, nos arrojamos ante la Misericordia del Señor y no confiamos en nuestra propia rectitud.

El poder ser capaces de hacer a un lado el orgullo, el ego, y a menudo, la vergüenza, para acudir ante el sacerdote, quien también es un pecador y admitir nuestros pecados, es el primer paso para obtener la liberación de ellos. En este misterio de la Iglesia, el Amor de Dios se vuelve presente en nosotros, el cual nos va a guiar a nuestra sanación. Por favor usen estas preguntas para dirigir las verdades en nuestras vidas y antes de la Confesión, para que nuestra salvación no se vea amenazada por nuestros pecados, sino que regresemos a Dios.

Recuerden que nuestros pecados no pueden nunca pesar más que el Amor de Dios por nosotros. Incluso si parecemos haber fallado en todos los puntos mencionados arriba y más. No debemos desanimarnos, sino que debemos confesar nuestros pecados sin vergüenza, debemos arrepentirnos por el mal que hemos hecho, debemos estar resueltos a hacer reparaciones y recibir cualquier penitencia que nuestro confesor sea inspirado para darnos. Sobre todo, debemos estar seguros de la bendición de Dios que la Confesión trae sobre nosotros.


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