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DIOS ES UN PADRE TIERNÍSIMO

3.11.1990

Mensaje de Nuestra Santa Madre.

Que la paz esté con ustedes, pequeños hijos.

Como una madre que alimenta y consuela a sus pequeños hijos, así soy Yo al alimentar sus almas y darles la Palabra de Dios. Como una madre que consuela a sus hijos en tiempos de aflicción, también Yo Me inclino hacia ustedes para consolarlos. Yo estoy cuidando su alma con Mis oraciones. El Señor no es lento para cumplir sus promesas, sino que está esperando pacientemente a que cada uno tenga la gracia para ver la Luz y se convierta.

Los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra prometidos están ahora muy cerca de ustedes. Mientras tanto, mientras esperan, les ruego que santifiquen sus vidas y vivan santamente. Quiero ver en ustedes, queridos niños, ¡una verdadera conversión! Cualquiera que haya escapado a los vicios del mundo, pero después se deja ser llevado por principios que no vienen de la Sabiduría, sino de la Locura, ciertamente caerá.

Dios es Amor. Él es Misericordioso y lento a la cólera. Dios es un Padre Tiernísimo. Examinen su alma, de vez en cuando, para saber si están o no dentro de Su Luz.

Sean como un jardín para el Señor, donde Él pueda tomar un descanso en ustedes, donde Él pueda deleitar Su Alma con sus encantadoras esencias, y donde pueda reclinar Su Cabeza en la verde hierba. Permítanme transformar su corazón en un bellísimo jardín para el Señor, para que cuando el Rey de reyes venga a visitarlos, no retire Sus Ojos de ustedes, sino que les ofrezca llegar a ser una víctima de Su Alma, un cautivo de Su Corazón.

Por lo tanto, no pierdan tiempo, porque Sus Ojos vigilan cada uno de sus pasos. El Príncipe de la Paz los exhorta a orar por la paz y Yo, la Reina de la Paz, les ruego que oren por la paz.

Satanás está ahora como un toro enloquecido y Mi Corazón está enfermo por lo que veo venir, aunque por Su Misericordia, el Padre no Me lo ha mostrado todo. Yo recorro la tierra entera buscando almas generosas, pero no encuentro suficiente generosidad para ofrecerla a Jesús y aplacar la Justicia del Padre. Todavía deben hacerse enormes reparaciones. Jesús necesita almas generosas que estén dispuestas a expiar por otras, es por esto por lo que lloro. Mis Ojos se disuelven en lágrimas de Sangre ante estas terribles visiones que veo venir.

Si les digo todo esto, hoy, no es para impresionarlos o atemorizarlos, sino para pedirles que oren por la Paz. Es Dios, por Su Propio propósito de amor, Quien Me envía alrededor del mundo, y a cada casa, para que los reúna uno por uno y los convierta antes de Su Día.

Amados hijos, no vengan a estas reuniones sólo para buscar señales. Si Yo vengo desde el Cielo hasta sus puertas es para traerles la Paz del Señor y Mi Paz. Permítanme, entonces, transformar sus corazones en bellísimos jardines para el Santísimo, para que así pueda Él encontrar, en lo profundo de ustedes, un espíritu de santidad, amor, paz, pureza, obediencia, humildad y fidelidad. Entonces, su Rey utilizará todas estas virtudes para combatir los poderes del mal. Levántense de su sueño, hijos, y cambien sus corazones.

Estoy feliz de ver a tantos de ustedes ayunar a pan y agua, y hoy, le pido a estas almas generosas que añadan algo más a sus días de ayuno. Les pido que se arrepientan y se confiesen. Queridos hijos, cuiden que sus labios no juzguen a otros, no vayan a dejar que sus labios, con todo su ayuno, sean la causa de su condenación. Ámense los unos a los otros, vivan Nuestros Mensajes.

Su Rey les dirige Su Paz, y Yo continuaré recorriendo el mundo para llevar al Señor a aquellos que están lejos de Él. Necesito sus generosas oraciones, hijos Míos.

Los bendigo a todos. Bendigo a sus familias, a sus amigos y aún a aquellos a quienes, a duras penas, soportan en sus corazones. Sí, todos son hijos de Dios.