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HARÉ QUE LAS PROFECÍAS DE ISAÍAS SE HAGAN REALIDAD


18.06.92

-Vassula, déjame cantarte el resto de Mi Himno de Amor, déjame extender Mi Himno de Amor en atención a aquellos que no estaban preparados para oír.

-¡Sí, Señor! Ven y derrite nuestros corazones, muéstranos mi Rey, mi Dios, las Riquezas de Tu Sagrado Corazón. Muéstranos la Luz de Tu Rostro. Permítenos entender que Tú, mi Dios, estás mirando hacia abajo desde el Cielo para ver si queda alguien con fe, con amor, y si alguno Te está buscando. Bendito sea Tu Nombre, bendito sea nuestro Señor, nuestro Redentor, Emmanuel, pues Él nos ha cantado Su Himno de Amor, aunque Él proclamó, por boca de Sus profetas, que Él regresaría, Él así nos prepara ahora para este encuentro. Y Tú, Madre Bendita, Tú que nos has dado a nuestro Redentor, una vez más estás con nosotros preparando el camino para el Señor y preparándonos para encontrarle. Y el Señor nos visitará por Su Infinita Misericordia, para darnos luz en nuestra tiniebla y guiar nuestros pasos por la senda de la Paz, el Amor y la Unidad.

"Gloria a Dios en lo alto del Cielo, y paz a los hombres que gozan de Su favor".

Lucas 2,14.

-Mi Vassula, Yo vendré a una gente que nunca tuvo un pensamiento para Mí, ni una mirada por lo que he hecho por redimirlos, y haré que se hagan realidad las profecías de Isaías
1 : "Yo he sido encontrado por aquellos que no Me buscaban y Me he revelado a aquellos que no me consultaron"; y los valles de la muerte con sus muertos y sus cenizas serán consagrados a Nuestros Dos Corazones. Estate en Paz. Ven y repite Conmigo estas palabras:

Jesús sé mi apoyo,
sin Ti nada soy,
sin Ti mi mesa está vacía,
sin Ti yo soy vencida.
Sé mi Inspiración y lléname.
Sé mi Refugio y mi Fuerza.
Yo Te amo
y mi voluntad es Tuya.
Así sea.
Amén.


1 Is 65,1