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QUE SU TOLERANCIA SEA SU TESTIGO
DISCIPLINEN TAMBIÉN SUS LABIOS


13.05.91

Mensaje de Nuestra Santa Madre para los grupos de oración.

Hijos, hoy los estoy llamando a cada uno de ustedes para que examinen sus corazones. Que su tolerancia sea su testigo. Les imploro que examinen, otra vez, sus corazones.

El Mensaje de Dios para todos ustedes es la prueba de Su Fidelidad. Dios no se manifiesta a Sí Mismo para juzgarlos; Dios se manifiesta para mostrarles Su Fidelidad en su falta de fidelidad. Dios está buscando su reconciliación. Viene a sacarlos del Poder de las Tinieblas y a enseñarles Su Reino en la tierra. El Dios nunca visto se hará visible en Su Gloria, en sus corazones. Y las cosas del Cielo se harán visibles en sus corazones, y los pálidos reflejos de lo que antes habían tomado por sombras, demostrarán su realidad. El Reinado del Reino de Dios en la tierra está ya muy cerca de ustedes. Yo les imploro, por lo tanto, que estén listos para ese Día.

Si dicen que han muerto a ustedes mismos y a los principios de este mundo, entonces, prohíbanle a sus corazones revolotear en el mundo. Vivan para Dios y colóquenlo a Él como el primero. No tengan más que ver con pleitos, disputas, y acusaciones. No le permitan a sus labios que los condenen. Teman al Señor y muy pronto la Sabiduría vendrá a ustedes, como el amanecer. El Señor busca y desea un corazón no dividido.

Les he pedido y les pido, nuevamente, que oren, oren, oren, con su corazón; una conversación sencilla con su Padre que está en el Cielo, porque si les pido hoy que ofrezcan a Dios un corazón no dividido, es para enseñarles a permanecer fieles a los principios que les he estado enseñando.

Lo que es valioso para Dios es el corazón que Le honra, manteniéndose exento de todas las tentaciones que conducen al pecado. Si han disciplinado sus cuerpos con el ayuno, les pido que disciplinen, también, sus labios, para que sólo pronuncien oraciones y alabanzas al Señor. No permitan que sus labios los condenen. Fijen su corazón, su mente, sus ojos y sus labios en Jesús y sean íntegros y sin división.

Los invito, queridos hijos, a poner todas estas cosas en práctica, sin embargo, no abandonen los otros valores de la Ley. Y recuerden que el Corazón de la Ley es el Amor.

Los bendigo a todos.