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FUEGO DE AMOR


6.09.89

-¿Señor?
-Yo soy. Estoy ante ti. Sé consciente de esta Gracia, Mi Vassula.
-En cierta manera, Señor, yo no estoy plenamente consciente. Soy incapaz de darme cuenta, pero creo.
-Cree, sí. Cree con una fe de niño, que eso Me complace y agrada al Padre. ¿Quieres escribir? ¿Sí?
me di cuenta que había olvidado escribir...
-¿A propósito de Mi Cruz?
-Sí, Señor.
-Entonces, escribe ahora.
-Gracias, Dios mío.

Más tarde, después que Jesús me dejó Su Cruz -de una manera mística- fue como si yo recibiera sobre mí, hasta entrada la noche, una lluvia de aflicciones. Era como si el mundo, con sus pecados, toda clase de pecados, se cerniera sobre mí. Y de pronto, en medio de estos tormentos, me acordé de Jesús en Getsemaní, y lloré amargamente. Por otro lado estaba feliz de aliviar a Jesús aunque fuera por un instante. Más tarde Jesús vino y volvió a tomar Su Cruz.

-Yo la comparto ahora contigo, bienamada.
-Señor, yo Te escucho.
-Escucha y comprende. ¿Has oído hablar alguna vez de alguien que haya tratado de vivir en Mi devoción y no haya sido nunca atacado o perseguido?
-No, Señor. Algunos de ellos incluso han muerto como mártires.
-Sí. Así ves, pequeña, que tenemos la confirmación de lo que han anunciado las profecías. Hoy día también todo el que habla en Mi Nombre, y alza la voz para anunciar Mi Mensaje, está seguro de ser perseguido por los Caínes. Yo los llamo, pero ellos se niegan a escuchar. Yo les hago señas pero ellos no hacen caso. Desdeñan todas Mis advertencias, se burlan de la promesa. ¿No he dicho Yo que en estos tiempos difundiría Mi Espíritu sobre la humanidad? ¿Y que pondría Mis Leyes directamente en vuestros corazones y las grabaría en vuestros espíritus? Ninguna profecía proviene de la iniciativa del hombre, ¿cómo podría? Mi Palabra es dada por Mi Santo Espíritu haciendo así a los hombres hablar de Mí.

Yo, el Señor, os he prometido un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva. Mi Vassula, Yo estoy en plena preparación de éstos. Pero en vuestros días las gentes están centradas en sí mismas, son irreligiosas, sin corazón, prefieren sus propios placeres a Dios; pero los días están huyendo y pronto toda esta maldad llegará a su fin, barrida y purificada por Mi Fuego de Amor.

Por tanto, valor, pequeña, siempre existirán pruebas, pero siempre te sostendrá Mi Fuerza. Pronto veréis vosotros Mi Cielo Nuevo y viviréis en una Tierra Nueva, porque Mi promesa se cumplirá pronto y se prepara una renovación de Mi Iglesia. Ya estáis viviendo vosotros en el comienzo de los dolores de su parto. Ánimo, pues, Mis bienamados, vosotros que lleváis Mi Nombre y que sois Mi descendencia. No desesperéis, Mi Palabra se está cumpliendo.

Yo he dicho que Estaré-Con-Vosotros y que viviré en medio de vosotros. Os alimentaréis directamente de Mí y os ofreceré el agua del Pozo de la Vida, gratuita para cualquiera de vosotros que tenga sed. Mi Fuego desciende ya del Cielo hasta vosotros y os consume con Mi Gran Amor. Yo propagaré este fuego devorador de nación en nación, transfigurando vuestra maldad en amor, cautivando vuestros corazones petrificados, dejándolos abrasados y cambiando vuestro letargo en celo por Mí, vuestro Dios. Esta Hora Sagrada de Mi Fuego se difundirá entre vosotros como un horno ardiente y seréis colmados de Mi Fuego de Amor, el Fuego de Mi Santo Espíritu, semejante al del pasado Pentecostés.

Yo os renovaré ensanchando Mi Reino de Verdad, de Unidad, de Justicia, de Paz y de Amor. Por eso ¡alegraos! ¡Exultad en lo íntimo de vuestro corazón, Mis bienamados! Yo vendré a eliminar a todos vuestros vanidosos fanfarrones que fueron una de las causas de vuestra dispersión y de vuestra caída; los que ahogan Mi Espíritu serán vencidos con Mi Aliento. Vosotros seréis purificados con Mi Fuego de Amor. Hija, ámame, adórame, compláceme. El Amor te ama. Yo te bendigo, Mi niña.
-¿Nosotros, Señor?
-Nosotros, hija. Ven.