Enviado: Viernes, 28 de junio de 2002  

Asunto:  Testimonio de un testigo

 

 

El siguiente testimonio es de una de las personas, que fue elegida por
Vassula para dar testimonio de la VVeD. Ella prefiere permanecer en el
anonimato.


Por la gracia de Dios, y a través de Su Gran Misericordia, he sido
elegida para ser testigo de los Mensajes de la Verdadera Vida en Dios.
Reconociendo mi indignidad para tal llamado, a menudo he pensado
acerca del establo en Belén, el lugar escogido para el nacimiento de
Nuestro Salvador y Rey de reyes, un lugar con excremento en el piso.
Las elecciones de Dios, a menudo no son las mismas que nosotros
haríamos, y así, con oración frecuente, pidiendo ayuda y guía, acepté
con gran alegría y esperanza, este llamado privilegiado para ser
testigo.

El pasado otoño, en 2001, di mi primer plática en uno de los cuatro
países que Vassula me pidió que estuviera lista para visitar (ninguno
de ellos es el país en el que vivo yo). Gracias a Dios, todo salió
bien. No supe nada de los otros tres países. Siempre entusiasta para
propagar las buenas nuevas, mientras pasaba el tiempo, me frustré más
y más, por no ser invitada a reuniones en el extranjero, sabiendo que
tenemos este grandioso, Sagrado y 'urgente' Mensaje, y a pesar de que
se me pidió ir a lo lejos y ancho, para 'decírselo al mundo', solo
podía compartirlo con las pocas personas con las que me cruzaba en la
vida cotidiana, de los cuales muy pocas estaban interesadas. ¿Me estás
enseñando paciencia, Señor?. Oré y oré, por esto.

A principios de 2002, encontré el número telefónico de una mujer, que
vive en mi mismo país, que quería ser organizadora, pero cuyo nombre
no llegó a la lista de organizadores. La llamé, y ambas nos dimos
cuenta de lo comprometidas que estamos para propagar las buenas nuevas
de la Verdadera Vida en Dios, y cuánto queremos responder a la súplica
urgente de Nuestro Señor para continuar evangelizando con estos
Mensajes. Así que, para abreviar, ella empezó a organizar una reunión
con la única intención de tenerme como conferencista. Las cosas
salieron bien, e incluso tres miembros del clero local, pronto se
mostraron interesados. Se reservó una Iglesia grande, para llevar a
cabo una reunión el otoño siguiente. Ella trabajó intensamente, dando
a conocer los Mensajes, a la gente local, y muchos de ellos se
llevaron libros y revistas, mostrando un interés considerable.

Ambas oramos mucho por esta reunión, y debido a que sentía una extraña
inquietud acerca de esto, le pregunté a seis personas de la VVeD si
pensaban que estaba bien que yo diera una plática en un país, que no
me había sido asignado. Unos meses antes, Vassula había dicho, en una
carta publicada en la revista de la VVeD, que después del otoño de
2002, ella ya no asignaría testigos a los países, y que, nosotros
mismos, tendríamos que continuar con el programa de dar testimonio.
Pensamos que esto nos liberaba de las restricciones de las listas, y
todos aquellos a quienes les pregunté, pensaron que debía de aceptar
la invitación, excepto un sacerdote que pensó que nos debíamos ajustar
fielmente, a la lista original de testigos y organizadores, y a las
instrucciones originales de Vassula. Por esto, la mujer en cuestión,
al no ser una organizadora oficial, se sentía incómoda. Ambas nos
sentíamos confundidas, y conscientes de escuchar una pequeña vocecita
dentro de nosotras. ¿Qué podía hacer para estar segura de no ofender a
Nuestro Señor?. Decidí escribirle a Vassula, y pedirle que me diera
una respuesta clara. Poco después de que pedí que esta carta le fuera
enviada, me sentí sumamente inquieta. Supe, con gran consuelo, que la
carta no se le había enviado, así que, ahora teníamos que resolverlo
de alguna otra manera.

¿Dónde está tu fe?, me pregunté. Si Vassula le puede hacer esta
pregunta a Nuestro Señor, ¿por qué tú no?. Así que me senté, oré y me
permití preguntarle a Jesús qué debía hacer para agradarlo, y sentir
lo que Él respondería. Firmemente, creí dentro de mí, que Él me estaba
diciendo: "Debes obedecer a tu sacerdote".

Inmediatamente, le telefonée a mi amiga para pedirle perdón,
explicándole que no podía hacer la reunión. Ella decidió suspender
también su trabajo, lo cual me entristeció muchísimo.

Dentro de las siguientes 24 - 36 horas, recibí un correo electrónico
de alguien, a cientos de kilómetros de distancia, con quien nunca
antes me había comunicado, pidiéndome si estaba libre para ir a dar
testimonio en su país (¡uno de aquéllos en mi lista!), exactamente la
misma fecha en que mi amiga y yo habíamos elegido. Caí de rodillas,
agradecida y arrepentida, dándome cuenta de cuán desobediente había
sido, al tratar de trabajar a mi manera, y no dejando que Jesús lo
hiciera.

"Señor, perdóname por tratar de guiarte. Dame la gracia de seguirte
siempre. Dame la gracia de bajar mi cabeza para que Tú seas visto.
Dame la gracia de bajar mi voz, para que la Tuya sea escuchada. Dame
toda la gracia que necesito para morir a mí misma, para que Tú puedas
ser todo en mí. Toma posesión de todo mi ser, y si es Tu Divina
Voluntad, utiliza este instrumento miserable para Tu servicio".

Le pido a todos los que lean esto, que por favor oren por todos los
que estamos involucrados en el programa de evangelización. Oren,
especialmente, por Vassula y su familia, y por todos aquéllos que son
llamados para ayudarle en esta Sagrada misión. La Gloria y la Alabanza
Sea a Dios, Tres Veces Santo, y Bendita Sea Nuestra Santa Madre.




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