"Despierta de tu sueño, levántate
de entre los muertos, y Cristo brillará en ti". (Efesios 5,
14)
Queridos amigos de la VVeD:
Que las bendiciones del Señor
Jesucristo y Nuestro Padre, en el Cielo, estén en cada familia. Deseo
agradecerles, a cada uno de ustedes, todos sus esfuerzos para propagar el
Mensaje de Nuestro Señor y, también, quiero agradecerles sus oraciones y
Misas que ofrecieron por mí y por los miembros de mi familia, que se
encuentran enfermos.
Quiero retomar de nuevo, la profecía que me dio
Nuestro Señor el 11 de septiembre de 1991, diez años antes del espantoso día
en Nueva York y las consecuencias subsecuentes. Pero antes de entrar en eso,
quiero decir unas palabras. Aquellos que me conocen, deben haberse dado
cuenta que, durante estos 16 años en que he estado recibiendo las
revelaciones proféticas de Nuestro Señor, en todos mis testimonios (que son
muchos, más de 700), jamás he hablado de temas apocalípticos, ni he utilizado
terminología pesimista y calamitosa, ni tampoco he levantado mis brazos
profetizando que el mundo se va a acabar (como muchos, falsamente, me han
acusado). Mis discursos tratan acerca de la dulzura y ternura de Nuestro
Señor. El inmenso amor que nos tiene y cómo convertir nuestras vidas en una
oración incesante. Mi llamada fue para dirigirme a todos, en los términos en
que el Señor quería que lo hiciera: recordándoles, a todos, que somos hijos e
hijas del Altísimo, y por lo tanto, descendientes de la realeza, ya que
Nuestro Padre es el Rey de reyes. Él es Majestad y Esplendor y nosotros somos
herederos de Su Reino. Y escúchenme, nadie, nadie, les debe de quitar, jamás,
esto de sus mentes. Somos muy preciados para Dios. También he hablado acerca
de que debemos enmendar nuestras vidas, y vivir en unidad y no en división.
Me he dirigido a diferentes Iglesias, alrededor del mundo, para que
se reconcilien y se unan, recordándoles, por igual, que todos, aún el más
alto dignatario, estamos viviendo en pecado. ¿Por qué?. Porque nuestra
división es pecado y las Escrituras dicen: "Todos los que saben lo que es
correcto y no lo hacen, cometen pecado" (Santiago 4,17). Así que todos
sabemos que la división es contraria a la Voluntad de Dios, y sin embargo,
hasta el día de hoy, permanecemos divididos. Las Escrituras no pueden ser
rechazadas.
Cuando Cristo le dijo al Padre: "que todos sean uno, como
Nosotros; como Tú, que estás en Mi, y Yo en Ti; que sean también uno en
Nosotros, así el mundo creerá que Tú Me has enviado" (Juan 17,21), esta
súplica de Cristo para que estemos unidos es, claramente, una señal de que la
creación entera estará y deberá vivir la unidad espiritual, y no una unidad
de papel o producto de un tratado. Pero, tal unidad espiritual, que incluya
al mundo entero, no puede ser lograda sin el Espíritu Santo de Dios, dotando
Su Poder a la humanidad. El Espíritu Santo, entonces, debe alistar
nuevos apóstoles para que vayan y evangelicen el mundo, y atraigan, a la fe
en Cristo, al mundo entero. Así que, considerando nuestra presente división,
y el actual estado del mundo, yo diría que la Iglesia ha demostrado
su debilidad, a este respecto. Sin embargo, a pesar de nuestra debilidad
y miseria, el Espíritu Santo, conociendo nuestras fallas, jamás ha dejado
de derramar Sus Gracias sobre la humanidad, cubriéndonos con Sus Dones.
Él está haciendo ruido para que, incluso, los sordos, que de han encerrado,
a si mismos, dentro de murallas, lo escuchen y, finalmente, abran las
puertas de sus corazones; y para que aquellos que estaban muertos, regresen a
la vida. De haber dejado de existir, volverán a ser. A pesar de que
esta división no provenga, directamente, de nosotros, sino de
nuestros antepasados, somos también culpables, porque mientras sigamos
divididos, estamos manteniendo viva esa división. La Iglesia tiene que
ser consolidada, y la única esperanza para lograrlo es la unidad. ¡La
única esperanza de cambiar al mundo es evangelizándolo, así que me gustaría
que la Iglesia me ayudara, en vez de perseguirme, tratando así de detener
el Flujo del Espíritu Santo!.
Como pueden ver, actualmente, el mundo
se encuentra en un caos total. El caos viene de la gran apostasía. En este
estado de apostasía, el mundo no tiene lugar para Dios, ya que se encuentra
ocupado en su auto realización. Hoy, el mundo se rehúsa a glorificar al Señor
y estamos viviendo en un tiempo, en que cada bien se transforma en un mal.
Los Cristianos están siendo, incesantemente, descristianizados por nuestra
división; ya sea esto, o están cayendo constantemente en el error. Esta
generación no vive en el amor de Dios, como Nuestra Señora una vez nos dijo;
el mundo vive en egoísmo, amor propio, ambición, odio, vicio y pecado y,
además de todo, negando la bondad de Dios. Además, ¿cómo esperamos que la
Iglesia tenga credibilidad frente al resto del mundo, cuando predica paz,
amor, unidad, hermandad y reconciliación, a países que están masacrando a su
gente, cuando nosotros, al mismo tiempo, en nuestro propio centro,
estamos masacrando el Cuerpo de Cristo, arrojándonos flechas venenosas, el
uno contra el otro?. Nosotros, la casa real de Cristo, hemos cambiado
nuestra gloria por vergüenza. Dios está llamándonos e invitándonos a ser uno,
"para que el mundo crea" (Juan 17,21). Así que, sólo cuando la Iglesia
sea sanada, al unirse y volver a ganar su fuerza, podrá Ésta reconciliar
al mundo con Dios. En ese momento, al estar consolidada, la Iglesia será
capaz de vencer todos los poderes ocultos, y los males que han
obscurecido nuestro mundo, y el dominio del maligno será
derribado.
Cuando hablo de que el mundo ha caído en la apostasía, por
supuesto, no me refiero a todos, pero sí a la mayoría, y a una gran mayoría.
En estos últimos días, nos hemos dado cuenta de cómo el mundo está sufriendo
más que antes. Hemos notado, cómo tantos países están en guerra o al borde de
ella. Hay demasiada destrucción alrededor del mundo, al igual que
enfermedades. El desempleo está aumentando en todas partes. Hay inundaciones,
que se han llevado muchas vidas, aún antes de que las intensas tormentas de
nieve arriben. Ganado y rebaños de ovejas que han sido sacrificados, por
miles, arruinando a los granjeros, provocando escasez de carne, y aún,
haciendo que las personas teman comer carne de res. Incendios (como el
de Australia), y deslaves de lodo, enterrando a tantos en Brasil.
Crudos inviernos en todas partes, causando muertes por congelación, en Rusia,
en Polonia, etc.
Ahora, ustedes pueden decir: "Bueno, estas cosas
siempre han ocurrido, de vez en cuando, durante la historia". ¿Podrían decir
que el año pasado y el antepasado, antes del 11 de septiembre de 2001,
estábamos en la misma situación?. ¿O las cosas han
empeorado?.
Démosle, una vez más, una mirada a la profecía del 11 de
septiembre de 1991. Por cierto, si tuviera tiempo, ya hubiera escrito un
pequeño libro mencionando todas las profecías de los Mensajes de la VVeD, que
se han cumplido. Hay muchos. Incluso detalles, que estoy segura, no muchos
han notado. Por ejemplo, los hechos históricos de Rusia, hasta este día.
La Iglesia en Rumania. El Segundo Pentecostés, la llamada de los Dos
Testigos, quienes de acuerdo a las Escrituras son Divinos, y quienes
representan a Jesús y a la Virgen María (una completa explicación de esto fue
dada en el Mensaje del 24 de diciembre de 1991).
Hasta este día, estoy
recibiendo Mensajes de Nuestro Señor, Quien todavía está esperando que cada
corazón se abra a Él. De acuerdo con lo que Él dice, no hay mucha respuesta
por parte de los fieles para, realmente, decidirse por Dios y mejorar su
vida. Muchos han regresado a su "vómito", y esto nos recuerda la parábola de
la semilla. Otra parábola, que el Señor nos recuerda, es la del padre y sus
dos hijos, a quienes les pide que vayan a la viña y trabajen. Otra parábola,
que Él nos ha recordado, es la de los talentos. En Su Gracia, Dios ha estado
derramando sobre nosotros gracias santificantes para revivirnos, y revivir Su
Casa. Sin embargo, no todos le han respondido a Nuestro Señor. Muchos todavía
son tibios, o peor aún, son indiferentes a Su llamado. Todos sabemos, cuán
Infinitamente Rico es Nuestro Señor, en Su Gracia. Muchos de ustedes estaban
muertos (como estuve yo), debido a nuestros pecados y apatía hacia Dios,
cuando todos seguíamos los caminos de este mundo, siendo una presa fácil para
Satanás, convirtiéndonos, aún, en su juguete, ya que él gobernaba nuestras
vidas. Pero Nuestro Señor nos amó (la primera vez que mi ángel me habló de
Dios, dijo: "Dios está cerca de ti y te ama"). Dios nos amó tanto que, en vez
de quedarse viéndonos ir hacia el fuego, yo diría, que descendió hasta
nuestro nivel para alcanzarnos, mostrándonos Su Misericordia Infinita, y
aunque estábamos muertos por nuestros pecados, Él nos trajo a la vida. Sí, es
a través de Su Gracia que yo fui salvada, como muchos de ustedes. No
lo merecemos, ya que nuestros méritos son nulos.
¿Así que, qué dice la
profecía, al principio?. Dice: "Mis Ojos observan el mundo de hoy, buscando
nación tras nación, escrutando alma tras alma, por algo de calidez, algo de
generosidad, y algo de amor, pero, muy, muy pocos gozan de Mi Favor". Aquí,
me detendré y explicaré. Cuando el Señor dice que no encuentra calidez, ni
generosidad, ni amor, para Él, no se refiere solo respecto a Él, sino entre
nosotros. Las Escrituras dicen que: "todo el que ama a Dios, pero odia a su
hermano, es un mentiroso" (1Juan 4,20). Falta amor, falta el ser generosos y
buenos los unos con los otros. El otro dicho de las Escrituras que casi nunca
es obedecido es: "Así que siempre trata a otros como quisieras ser tratado.
Ese es el significado de la Ley y de los Profetas" (Mateo 7,12), al igual
que: "Aquél que no tome su cruz y siga Mis Pasos, no es digno de Mí.
Cualquiera que encuentre la vida, la perderá, y el que pierda su vida, a
causa Mía, la encontrará" (Mateo 10, 38-39). En otras palabras, uno debe
acercarse a servir a otros, preocuparse por el otro, dejar nuestra comodidad
para traer almas a Dios. No hemos hecho esto. Como ya dije, muchos, al estar
lejos de Dios, viven egoístamente, solo para si mismos, con una total
indiferencia hacia las necesidades del pobre, del necesitado, del
abandonado.
Luego, las palabras que siguen son: "Muy pocos se molestan
por vivir una vida santa, y los días se escapan y las horas están contadas
antes de la gran retribución. ¡Mis ciudades (almas) se han convertido en
prostitutas!. ¡Despiadadas!. ¡Se han convertido en ciudadelas para los
demonios!. ¡Completamente corrompidas en su interior, comidas por los
gusanos!. ¡Un refugio para la víbora y el escorpión!. ¿Cómo podría no soplar
Mi fuego purificador, sobre estos renegados?". Nuestro Señor está
decepcionado de nosotros, porque ve que a pesar de Sus Llamadas
Misericordiosas, muy pocos quieren escuchar, ya que su incredulidad ha tomado
la mejor parte de ellos. Otros, no solo se rehúsan a creer, sino que toman
como su misión y deber, combatir cada paso de Nuestro Señor en este Mensaje,
extinguiendo, de este modo, el Fuego del Espíritu Santo de Gracia que puede
iluminar nuestro interior, y prevenir que sucedan hechos
catastróficos.
Luego, dice: "La tierra temblará y se sacudirá, y todo el
mal edificado en torres se colapsará en un montón de escombros, y será
enterrado en el polvo del pecado!". Esta parte, ya la expliqué a todos en
este sitio de Internet. Es en relación con las torres gemelas de Nueva York,
que incluso, 3 años antes de esta profecía, mientras veía un documental de
Manhattan (Nueva York), por televisión, cuando mostraron la ciudad, a través
del mar, vi lo que ocurrió el 11 de septiembre de 2001. Vi el humo y una
escena apocalíptica, y dije: "Y todo esto ya no existirá". Tengo dos testigos
de esta última profecía oral.
Después, sigue una súplica de Cristo
pidiéndonos: "Oren para que la Mano del Padre no caiga en invierno". ¡Pienso
que no hemos orado lo suficiente, porque la Mano de Dios, verdaderamente,
cayó justo antes de la llegada del invierno!. Uno de los inviernos más fríos,
en muchos años, en el que, como ya dije, tantas personas han muerto en Rusia
y en Polonia, mientras que en Turquía y Grecia, la pasaron muy duro. La
profecía continúa hablando de las llamas y el trueno. "Las islas, el mar y
los continentes serán visitados por Mi, inesperadamente, con trueno y
llamas". Miren la prueba que ha tenido Australia con el fuego. Pero eso no es
todo, el fuego también significa la guerra.
Luego, lo que sigue es un
recordatorio a todos aquellos, que sin temor, persiguen el Llamado
Misericordioso de Dios, incluso diciendo que es el mal, arrojando lodo sobre
El, y al hacerlo, están blasfemando contra el Espíritu Santo, cometiendo el
pecado imperdonable. Esto es lo que Él dice: "Lean Nuestros Mensajes y dejen
de ser insolentes o sordos, cuando el Cielo habla. Bajen sus voces y
escucharán las Nuestras. Piensen dos veces antes de juzgar; piensen, más de
dos veces, antes de condenar las obras del Espíritu Santo. No perdonaré a
nadie que se burle del Espíritu Santo, blasfemando, abiertamente". Luego, nos
recuerda lo que les espera a aquellos que blasfemen: "La Justicia los
arrojará al infierno".
Si ciertas mentes y corazones no pueden ser
conmovidos, fácilmente, es quizás, porque se han vuelto demasiado técnicos y,
desafortunadamente, demasiado racionalistas. En este ambiente técnico, la
Misericordia de Dios es desfigurada, al igual que la simpleza de una vida
espiritual en Dios. Pero la verdadera razón, es que estas personas jamás han
tenido una visión de Dios, aquí en la tierra, y por lo tanto, nunca "han
encontrado" a Dios, ni han tenido una conversación íntima con la Divinidad.
En otras palabras, no conocen a Dios. No conocer a Dios es un pecado. ¡Ah, y
son tantos los que cometen este pecado!. Así que, otra vez, si se nos
permitiera, o mejor dicho, si se le permitiera al Espíritu Santo, que soplara
un aliento de resurrección dentro de cada uno de esos corazones cerrados, en
esa resurrección se levantarían, y se darían cuenta de que la evangelización
es una necesidad para reconciliar al mundo, que está tan apartado de
Dios. Evangelizar una sociedad descristianizada es, también, un medio
para permitir a las personas, de todas las razas y credos, que regresen a
Dios, y empiecen a buscar Su Rostro. Cada criatura sobre la tierra se
podría beneficiar, y habiéndose, así, entregado a Dios, el Espíritu Santo
hará el resto y extirpará todos los obstáculos que les impiden una completa
unión Divina de Amor, con el Dios Trino y Uno.
Así que debemos de
tener mucho cuidado, de no dañar el Cuerpo Místico de Cristo, pensando que
estamos haciendo bien al extinguir el Fuego del Espíritu, y perseguir la
variedad de Dones, que Él distribuye por el bien de la Iglesia. Debemos
permitir que Su Llama purifique y vivifique este mundo podrido,
convirtiéndolo en un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra, en una nueva y brillante
Jerusalén. Ya sé que esto parece muy apocalíptico, pero, ¡por favor!.
¡Estamos viviendo tiempos apocalípticos, y si alguien lo niega, entonces
también, díganme en qué caparazón se han metido, para entrar a él junto con
ustedes....!.
El Señor termina Su Mensaje pidiéndonos, una vez más, que
nos arrepintamos, y que le pidamos al Padre que se apiade de nosotros. Sin
embargo, dice que, pronto, lo veremos como el Juez. Cuando Dios nos aleja Su
Santo Rostro, lo sentimos, pero, cuando Él nos mira, es como los rayos del
sol que brillan en nosotros dándonos alegría y calor. A veces siento que,
desde el 11 de septiembre, el mundo, en cierta forma, hizo que Dios alejara
Su Rostro de nosotros. Esto no quiere decir que Su Amor haya disminuido, pero
parece que estamos cosechando lo que hemos sembrado.
Pero escúchenme,
el Triunfo de los Dos Corazones tiene que llegar y, créanme, ya está muy
próximo. ¡Dios triunfará!. ¡Él tiene que triunfar!. ¡Sí!. ¿No ha dicho que la
Primavera vendrá a esta tierra?. ¿Y que la unidad llegará tan rápida e
inesperadamente como la caída del comunismo?. El Mensaje de la VVeD es un
Mensaje de esperanza. Sí, Dios nos ha estado advirtiendo que atraeremos hacia
nosotros todo tipo de desastres, guerras, etc., a menos que nos arrepintamos.
El mundo no desea arrepentirse de verdad. Aún así, Dios nos promete Su Santo
Espíritu como nunca antes en la historia. Tenemos que observar y orar.
Tenemos que acrecentar el amor de los unos a los otros. Tenemos que ser
buenos, tenemos que ser buenos, tenemos que ser buenos, y generosos y,
también, tenemos que servir y ayudar a los oprimidos. Básicamente, tenemos
que vivir las Escrituras, y vivificar lo ya escrito, y esto, también aplica,
para los Mensajes de la VVeD.
Oren por mí que soy tan
pecadora.
Vassula
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