Sent: Friday, November 21, 2003 2:35 AM
Subject: Todas esas Palabras de Amor

 

El siguiente testimonio es de una joven mujer de Rumania.

 

Agosto es cuando Yo empecé a enseñarte …

es una especie de aniversario entre nosotros …

Ven, celebra Conmigo”.

 

Jesús a Vassula, el 10 de agosto de 1987.

 

 

Fue en agosto de 2000, cuando un amigo mío me prestó un libro de portada azul llamado la “Verdadera Vida en Dios”. Empecé leyéndolo en el metro, camino a mi casa y no pude dejar de leerlo. Lo leí toda la tarde y esa noche oré con un sentimiento nuevo, distinto. ¡El sentimiento de que mi oración fue escuchada, que Jesús estaba ahí junto a mí. Fue como descubrir a Jesús, nuevamente. ¡Así de maravillosa era la sensación de Su Amorosa Presencia!

 

Fue hasta después, que me di cuenta de que una semana antes de recibir el libro de la “Verdadera Vida en Dios”, había conocido a una chica recién llegada de Medjugorje. Ella me dio una detallada descripción de su peregrinación y lo que más me conmovió fue la manera en que me habló de Nuestra Señora, con quien tenía una relación íntima amorosa.  Yo estaba conmovida. Mi caminar con Dios, a menudo, había sido obstaculizado por el temor. Anhelaba a Dios, pero a veces tenía la sensación de estar muy lejos de Él. Después de hablar con esa chica, oré para que yo también tuviera tal relación con Dios. Y la respuesta llegó, muy rápidamente, con el libro de la “Verdadera Vida en Dios”.

 

Yo había estado buscando a Dios, a mi manera, durante muchos años. Jesús me embelesaba y yo estaba tratando de vivir mi fe Ortodoxa, asistiendo a Misa los domingos, ayunando, confesándome y recibiendo la Comunión. Sin embargo, todavía estaba temerosa de Dios, temerosa de que Él pudiera castigarme por mis pecados y hacerme sufrir. Frecuentemente, me angustiaba el recibir la Eucaristía, porque me veía tan indigna. Acababa de celebrar mi cumpleaños número 18 y mi crisis de personalidad de la adolescencia todavía no había terminado. Como muchos adolescentes, no me podía aceptar a mí misma y tenía muchos problemas para aceptar a mi familia. Con frecuencia, tenía la sensación de que nadie podía amarme. Como yo no podía amarme a mi misma, pensaba que también Dios me rechazaba. Algunas veces me sentía terriblemente sola e incomprendida.

 

Con este estado de ánimo, leí el libro de la “Verdadera Vida en Dios”. La primera cosa que me llamó la atención fue el diálogo íntimo y tierno entre Jesús y Vassula. ¿Podía ser posible hablar con Dios de esta manera? ¿Todas esas palabras amorosas PARA MÍ? Rápidamente, mi corazón se rindió. Escribí en mi diario lo siguiente:

 

“Ahora que he encontrado a mi Amigo, nunca me volveré a odiar. Soy feliz. Es algo tan extraordinario que a veces dudo que sea real. Camino a mi casa, sentí la necesidad de sonreír, de correr, de brincar. Este Amor es imposible de medir”.

 

Los libros que había leído, las personas a mi alrededor, decían, repetidamente que Dios es Amor. Pero ahora, yo había EXPERIMENTADO Amor. Comprendí que había encontrado la llave de mi vida: la Presencia de Dios junto a mí. Y el consuelo de no estar sola, sin importar lo que suceda. El lenguaje de amor, que era despreciado por algunas personas, era vigorizante para mi alma. Me dio la certeza de ser amada locamente, totalmente e incondicionalmente.

 

Ciertamente, Dios todavía tenía mucho trabajo que hacer conmigo. Las dudas volvieron; siempre que fallaba, me sentía tentada a decir: “Yo no soy una elegida. Soy una pecadora. Esas palabras no son para mí”. Pero yo ya había sido atrapada en la red del Amor. Poco a poco, aprendí cómo hablarle a Él abiertamente, aprendí cómo amarlo y cómo confiar más en Él. Empecé a acudir a la comunión con alegría y no con terror. Aprendí a tener mi propio diálogo personal con Jesús.

 

Este fue el primer y más valioso tesoro que encontré en este libro. Pero había algo más, el tesoro de la Unidad.

 

Estaba viviendo mi fe Ortodoxa sin prestar demasiada atención a los otros Cristianos. No tenía ningún mal sentimiento contra ellos, pero tampoco me importaban. Cuando leí en la “Verdadera Vida en Dios” que Jesús sufre a causa de nuestra división, decidí trabajar para la unidad y Le pedí que me guiara. Quería tener una mente abierta y buscar las cosas que nos unieran y no las que nos separaran. Primero, Dios me condujo a la Semana de Oración para la Unidad Cristiana y luego, me hizo ponerme en contacto con una comunidad carismática Católica.

 

De esta manera, descubrí la Iglesia Católica, un hecho que significó mucho para mi crecimiento espiritual. Entre las cosas más importantes que obtuve fue el valor de la Eucaristía y el Corazón de Nuestro Señor. Entre más aprendía acerca de la Iglesia Católica, más notaba sus puntos comunes con la Ortodoxia. Comprendí lo que Jesús quería decir cuando dijo: “La Unidad es compartir sus riquezas”. Compartir nuestras riquezas es una manera de crecer en la fe y en comprensión mutua. Leí libros Católicos, pero ¡que alegría sentí cuando un sacerdote Católico se inspiró para una de sus homilías de los escritos de San Siluán, un libro que yo le presté! Creo que pequeñas cosas como esas, hechas con amor, pueden ayudar mucho.

 

Lejos de conducirme lejos de mi fe Ortodoxa, esta búsqueda espiritual dentro de la Iglesia Católica me hizo amar la Ortodoxia, aún más. Destacó algunos de sus tesoros y valores que yo no había notado o a los cuales les había prestado menos atención. Tengo algunos amigos Ortodoxos que viven la unidad de la misma manera. Mientras pasa el tiempo, encuentro más y más personas que tienen las mismas ideas. No sentimos la necesidad de hacer una elección entre las dos Iglesias. En cambio, oramos para que llegue la verdadera unidad de corazón.

 

Acabo de regresar de mi primera peregrinación a Medjugorje, tres años después de que empecé a leer la “Verdadera Vida en Dios”. Quiero celebrar con el Señor y con nuestra Santa Madre y dedicarles a Ellos este testimonio como un signo de agradecimiento. La “Verdadera Vida en Dios” fue y continúa siendo, verdaderamente, un punto de referencia en mi camino espiritual. ¡Gloria sea al Señor por la gran obra que él está logrando con el Himno de Su Amor!

 

 

  

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