El siguiente testimonio fue escrito en 1999.

Soy un sacerdote Católico. Trabajo en Perú, aunque, actualmente, me dieron un año para estudiar teología espiritual. Trabajo en la formación de jóvenes religiosos de mi orden y en la difusión del Rosario.

Tuve contacto con los escritos que salen de la mano de Vassula Rydén, por primera vez, hace dos años y medio en Perú, y fue ahí, también, donde tuve la oportunidad de conocerla hace varios años. Estuve particularmente impresionado por lo “común y corriente” de Vassula, la sencilla claridad de su Mensaje y la humilde fidelidad de su presentación. No vi a una persona que se estuviera promoviendo a sí misma. Más bien, ella mantuvo fidelidad hacia lo que el Señor le dijo. No añadió nada más.

A pesar de esto, no empecé a leer los Mensajes, en ese momento, sino hasta un par de años después de haberla conocido. No diría que provocaron un cambio dramático en mi vida, pero los Mensajes llegaron a mí, como un respiro de aire fresco.
 
Las palabras que empecé a leer me sonaban como la Voz del Señor, que ya conocía y amaba, y me renovaron y atrajeron más cerca de Él y de Su Santa Madre. Estaba sorprendido por la profunda espiritualidad de los escritos, hablando de aquellas cosas que sólo los más grandes místicos de la Iglesia habían sido capaces de hablar, y sin embargo, saliendo de la pluma de la persona menos apropiada para esto.

Cualquier persona con ojos para ver y oídos para escuchar se dará cuenta de que hay algo muy inusual aquí. Los escritos continúan nutriéndome, como lo han hecho durante algunos momentos difíciles, llevándome aún más dentro del Corazón de Cristo, que es uno con el corazón de Nuestra Señora.

Sinceramente en el Señor,

Rev. James H. Phalan, C.S.C.
EUA 

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