Sent: Tuesday, May 06, 2003 2:15 PM
Subject: ¿Una Advertencia?

 
 

El Padre John Abberton, guía espiritual del grupo de la VVeD en Inglaterra y Gales, escribió el siguiente mensaje, durante la pasada Cuaresma.

 

 

¿Una Advertencia?

 

Mientras pensaba en la necesidad de reunir a aquellos comprometidos en la creación y distribución de la Revista Inglesa de la VVeD, empecé a pensar sobre lo importante que es aceptar el Mensaje de RECONCILIACIÓN y UNIDAD, por el bien de nuestro trabajo para la promoción de los Mensajes.

 

Esta mañana, sospeché que estaba siendo conducido a escribir algo para que otros lo leyeran. Encontré dos pasajes en las Sagradas Escrituras sobre la discordia y la unidad. Le pedí al Señor que me confirmara si debía escribir algo y utilicé, para esto, el Volumen 11 de los Mensajes. Dos líneas resaltaban en negrillas:

 

“El Amor regresará a ustedes como Amor” y “Envía mi advertencia”.

 

Antes de la segunda cita, en un Mensaje de fecha 26 de octubre de 1987, Jesús dice:

 

“La constancia de Mis Palabras será reafirmada”.

 

El contexto de la primera cita es el aliento que Nuestro Señor le da a Vassula respecto a que lo que ella está recibiendo viene, efectivamente, de Él. También nos advierte del castigo por venir y la necesidad de tomar, seriamente, su advertencia.

 

Tomando en cuenta las lecturas de las Escrituras (del Evangelio de San Juan y de los Efesios – las referencias se indican abajo), me parece que debemos pensar, seriamente, en este tiempo de Cuaresma, acerca de los obstáculos que todavía se interponen en el camino del trabajo que hemos sido llamados a hacer.

 

Se me ocurrió que podíamos ser tentados a usar el hecho de que el Señor llama a los “débiles” para permanecer tal como somos. Esto es un error. Dios no llama a los débiles para que ellos permanezcan sin cambiar. Aunque si bien es cierto que algunas tendencias y hábitos emocionales continuarán siendo un problema, es totalmente contra la enseñanza tradicional el que no haya ningún cambio, o que nosotros no hagamos ningún esfuerzo respecto a los hábitos destructivos de nuestro pensamiento y comportamiento. Podemos retener “espinas en la carne” (por gracia de Dios), pero esto no significa que por esto nos exoneremos de hacer esfuerzos respecto a nuestras pasiones y debilidades. La VVeD no ha revertido las enseñanzas tradicionales sobre el progreso espiritual. La Cuaresma es un tiempo para que pensemos y oremos acerca de nuestras faltas y acerca del crecimiento espiritual, en el cual siempre debemos estar enfocados en Dios y no en nosotros.

 

No es malo pensar en el crecimiento espiritual, si mantenemos la Cruz en nuestra vista y consideramos la grandeza de nuestro llamado. El Espíritu Santo no permitirá que caigamos en orgullo espiritual o en la complacencia, siempre que mantengamos al Señor Jesús en nuestra vista espiritual.  Nadie es justo, excepto el Señor. Nadie se acerca a la calidad del sacrificio de Nuestro Divino Maestro, (excepto Nuestra Señora, y luego, en menor manera, los santos). Nadie que no esté tratando, heroicamente, de ser constantemente paciente, bondadoso, comprensivo y desinteresadamente útil, puede afirmar que está siguiendo el mismo camino de los santos.

 

El chisme es algo destructivo. El juzgar a otros es colocarnos en el poderoso faro de la justicia de Dios. El rehusarnos a hablarnos unos a otros, el ignorarnos, el guardar resentimientos, el permitir que la amargura permanezca dentro de nosotros, el alentar recuerdos dolorosos, el permitir el abuso de la imaginación en relación a los demás: tales cosas nos van a colocar bajo el juicio de Cristo. Es mejor dejar la Verdadera Vida en Dios que tomar parte en estas cosas. La sospecha, la crítica, la desunión en el trabajo que hemos sido llamados a realizar. Esto, por encima de todo, debe, de una vez por todas, acabarse ya. Está claro que estamos cerca de serios acontecimientos, pero me parece que la “advertencia”  se aplica a nosotros, quienes hemos sido llamados a trabajar por la salvación de las almas. Sabemos lo que Jesús nos está llamando a hacer, así que no hay excusa. NO podremos señalar a alguien más de la VVeD y decir: “Fue su culpa” (de él o de ella). Estas excusas no van a ser aceptadas. Estar en la VVeD es un reto y nos conduce a áreas de sanación espiritual. Sanar, a menudo, significa dolor antes de que haya alivio. Necesitamos resistir el dolor de ser declarados culpables del pecado, para que verdaderamente, podamos ser convertidos. Aquellos que no quieren ser convertidos, o que no quieren continuar por el camino de la conversión, deben ciertamente preguntarse a sí mismos si quieren permanecer en la VVeD.

 

Someto esto para su discernimiento. Las referencias de las Escrituras que encontré esta mañana son:

 

Juan 8,4 (El encabezado en mi Biblia dice, “La División entre los Pueblos”). Habla de las diferentes opiniones que la gente tiene de Jesús. Sólo hay UN Jesús. Aunque todos tenemos diferentes relaciones con Él, ya que somos personas distintas, debemos estar unidos en UN Cristo. En donde hay división en la VVeD es como si no estuviéramos de acuerdo acerca de la Identidad de Jesucristo.

 

Efesios 2,19-22 (En mi Biblia, el encabezado del versículo 11 dice: “Uno en Cristo”). ¿Puedo citar los versículos que he enumerado?

 

“Así que ya no son extraños ni extranjeros, sino que son ciudadanos con los santos y miembros de la Casa de Dios, construida sobre los cimientos de los apóstoles y los profetas, y cuya Piedra Angular es Cristo Jesús. En Él se une toda la estructura, la cual se eleva hasta formar un Templo Santo en el Señor. En Él ustedes también están siendo construidos en una morada para Dios, por el Espíritu”.

 

¿No estamos siendo llamados a llevar este mensaje en nuestros corazones, nuestras vidas y nuestro comportamiento para que verdaderamente podamos compartirlo con otros? ¿Qué sucede si no vivimos este mensaje? ¿Seremos escuchados? ¿Qué daño ya ha sido hecho porque los Cristianos no están unidos? ¿Vamos a contribuir a esto estando peleados, uno contra otro en la VVeD? ¿No nos pondrá esto en serio peligro respecto al juicio de Dios? Yo pienso que las respuestas son obvias.

 

Padre John Abberton

 

 

 

 

 

 

 

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