La Ortodoxia considera la celebración del año Cristiano como muy importante. Vivir los ayunos y las fiestas es una manera de hacer de la fe una experiencia total. La Iglesia tiene como objetivo el HACER PRESENTE, no sólo recordar, los acontecimientos de las fiestas. Cualquiera que haya vivido la Semana Santa Ortodoxa y la Pascua sabrá algo del sentimiento de participar, corporal y espiritualmente, del Sufrimiento, Muerte y Resurrección de Cristo.

La Iglesia Ortodoxa sigue el año regular Cristiano, con su ciclo fijo de fiestas, tales como la Navidad, y el ciclo movible de la Pascua / Pentecostés.

Hasta principios de este Siglo, todos los Ortodoxos observaban el Calendario Juliano (el Estilo Antiguo), el cual, actualmente, tiene 13 días de retraso respecto del calendario Gregoriano moderno. En la década de los 1920’s, ciertas Iglesias, incluyendo las griegas, comenzaron a utilizar el Calendario Gregoriano, para las fiestas fijas. Es decir, que celebran la Navidad, junto con el Occidente, el 25 de diciembre. Sin embargo, otras, tales como las rusas y las serbias, observan, completamente, el Calendario Juliano, ¡celebrando la Navidad el 7 de enero!

No obstante, todos los Ortodoxos observan el Calendario Juliano para el ciclo Pascua / Pentecostés. Como estas fechas dependen del ciclo lunar, algunas veces coinciden con las fiestas de Occidente. Sin embargo, hay ocasiones en que pueden ser hasta cinco semanas después.

La PASCUA es llamada la Fiesta de las Fiestas en la Iglesia Ortodoxa. Es la celebración jubilosa de la Resurrección de Jesucristo y el Servicio de Medianoche es un evento exuberante, en el cual todos se mantienen de pie, con velas, representando la Luz Triunfante de la Resurrección. Los sacerdotes y la gente gritan: “¡Cristo ha Resucitado! - ¡Verdaderamente, Él ha Resucitado!”. El Desayuno de Pascua, la mañana siguiente, es la comida más abundante del año.

Cada domingo es, por supuesto, una “mini-Pascua”, el Día del Señor y es, por lo tanto, un día de celebración.

Después de la Pascua vienen las Doce Grandes Fiestas: la Anunciación, la Navidad, la Epifanía, el Domingo de Ramos, la Transfiguración, la Presentación de Cristo en el Templo, la Ascensión, Pentecostés, la Natividad de la Madre de Dios, la Presentación de la Madre de Dios en el Templo, la Asunción, y la Exaltación de la Cruz.

Hay otras fiestas importantes, tales como Todos Santos, (el domingo después de Pentecostés) y San Pedro y San Pablo, al igual que las fiestas individuales de los santos.

Cada día de fiesta es celebrado con servicios especiales, tanto en la Iglesia, como en los hogares, decorando el ícono de la fiesta, observando costumbres particulares y comiendo alimentos festivos.

Debido a que los Ortodoxos involucran sus cuerpos, al igual que sus almas, en su fe, mantienen la práctica antigua de la Iglesia de ayunar. La oración y el ayuno son vistos como dos lados de la misma moneda y el entrenamiento espiritual debe de incluir el cuerpo. El alternar las fiestas y los ayunos, también trae un ritmo especial a la vida.

Hay cuatro temporadas de ayuno en el año, y todas son en preparación para las fiestas:

La Cuaresma, antes de la Pascua, el ayuno más importante y estricto.

El Adviento, antes de la Navidad.

El Ayuno de los Apóstoles, antes de la Fiesta de San Pedro y San Pablo.

El Ayuno de la Madre de Dios, antes de la Asunción (el 15 de agosto).

También, hay días aislados, tales como la víspera de la Epifanía, la Decapitación de San Juan el Bautista, etc. Casi todos los miércoles (cuando Judas traicionó a Cristo) y los viernes (el día de la Crucifixión) son días de ayuno.

Los ayunos son tiempos muy serios, en los que se hace un esfuerzo especial para vivir la vida Cristiana, para examinar la conciencia y para “darle vuelta a la hoja”, pero los ayunos NO son tiempos miserables, ya que son un tiempo para crecer.

El Viernes Santo se coloca una “tumba” en la mitad de la Iglesia y se rodea de muchas flores. Al principio de la tarde, empiezan las Vísperas. Después de himnos solemnes, de oraciones y lecturas Bíblicas, todos encienden una vela, mientras que un ícono de tamaño natural del Cristo Muerto, pintado en una tela tiesa (llamado el “Sudario” o epitaphios) es llevado del Santuario, alrededor de la Iglesia y es colocado sobre la tumba. Las personas pasan, una por una, a besar el ícono. Los niños rusos traen flores para colocarlas a los Pies de Cristo. Los niños griegos, a menudo, pasan por debajo de la “tumba”, simbolizando la muerte y el renacimiento del Bautismo.

En la noche, se lleva a cabo otro servicio, en el que el Sudario es llevado en una gran procesión, alrededor de la Iglesia, ya sea fuera o dentro de ella, seguidos por toda la gente, sosteniendo velas. Las personas visten de negro, de luto por la Muerte de Jesús, tal como en un funeral real.

¡La noche de la Pascua nadie duerme! El Servicio especial de la Resurrección empieza antes de medianoche. La gente espera afuera o dentro de la Iglesia en completa oscuridad.

A medianoche, se hace una gran procesión alrededor de la Iglesia. Cuando se llega a las puertas de Occidente, el sacerdote las abre y grita: “¡Cristo Ha Resucitado!”. La gente contesta, “¡Verdaderamente, Él Ha Resucitado!” y todos encienden velas.

Pronto, la Iglesia está ardiendo con miles de llamas. El servicio es como un baile de alegría, con nubes de incienso y repetidos gritos de “¡Cristo ha Resucitado!”. Han pasado cuarenta días de ayuno y de pena por la Semana Santa y todos se regocijan por las buenas nuevas de la Resurrección.

Al final del servicio, la gente se va a sus casas para el Desayuno de Pascua, la Fiesta más grande del año. A los griegos les gusta conservar sus velas encendidas para llevarlas a sus hogares. Asan un cordero entero y hornean panes con decorados especiales. Huevos pintados de colores se juntan gritando: “¡Cristo Ha Resucitado!”. El comer y beber continúan todo el día.

Los rusos prefieren servir grandes platos de carnes frías, quizás, jamón, puerco o aves. También, pintan huevos: los sencillos para comerlos y los bellamente decorados para decoración. El centro de la mesa es un postre de queso crema en forma de pirámide llamado “pashka” y una barra dulce en forma cilíndrica llamada “kulich”, la cual se rebana y se mezcla con el “pashka”.

En la fiesta de Pentecostés-Trinidad, que es considerada como el nacimiento de la Iglesia, la gente trae ramas verdes para decorar la Iglesia y se mantienen de pie sosteniendo flores, durante todo el servicio. La Liturgia es seguida, inmediatamente, por la oración de Vísperas, en la cual se dicen oraciones especiales, de rodillas. Durante los cincuenta días entre la Pascua y Pentecostés, no se permite arrodillarse en la Iglesia, porque la temporada de Pascua es de alegría, no de penitencia. Las Vísperas de Pentecostés dan inicio a una nueva temporada y se llama a la congregación a rezar arrodillados, nuevamente.

La Navidad no se celebra tan pródigamente, como en Occidente, y aunque se sirve una buena comida, después del ayuno de Adviento, no hay muchos platos tradicionales como los que hay en una Navidad inglesa. Los griegos se dan regalos en Año Nuevo. Los rusos ponen árboles de Navidad y se dan regalos, pero, aún así, es un tiempo mucho más tranquilo. Los servicios de la Iglesia se concentran en el Misterio de Cristo convirtiéndose en Hombre, más que siendo sentimentales por el Niño Jesús y no se coloca un “pesebre” en la Iglesia.

La Navidad está, estrechamente, ligada con la EPIFANÍA, la cual cierra la temporada de Navidad. En la Ortodoxia, la EPIFANÍA es la celebración del Bautismo de Cristo, en el Jordán, y durante el servicio se bendice agua, que se lleva a casa. En algunos lugares, la bendición del agua se lleva a cabo en los ríos, en los lagos y en el mar, y en Grecia se arroja la Cruz al agua y Ésta es recuperada por un valiente nadador.

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