Sent: Sunday, December 22, 2002 7:03 PM
Subject: Testimonio de Colombia

Este maravilloso testimonio fue enviado por Héctor Rodríguez, de Colombia.


Hace poco que conozco realmente al Señor, aproximadamente unos 5 años, y eso porque me enteré que estaba gravemente enfermo y sin ninguna posibilidad humana de curarme.

Desde entonces he comenzado a buscar al Señor y hasta el momento no lo he encontrado, pues es Él quien me buscó. Dejo entrever su rostro y  así nos encontramos. A partir de ese momento no me ha fallado y Su Amor no deja de faltarme aunque reconozco que no lo merezco.

Aunque un tío murió de la misma enfermedad, en mis brazos, y a pesar del impacto que causo en mí, pues lo quería o quiero mucho, no temo, porque Jesús siempre ha estado allí dándome Su Misericordia, Su Fortaleza, Su Amor.

En este corto tiempo he predicado a diferentes grupos lo grande que es el Amor de Dios, visitado enfermos, y aunque parezca irónico, de los que han llegado a la etapa final de la enfermedad y algunos hasta muerto, pero el Señor siempre ha estado conmigo, hablando conmigo para darles el consuelo necesario, la fortaleza y sobre todo haciéndolos sentir amados por Él, enseñándoles que allí es donde nos configuramos más a Él, en el dolor que desgasta nuestro cuerpo pero que va fortificando alma y transfigurándola por una fuerza que no es nuestra, a través de una entrega y abandono total en las manos de quien nos creo: Dios.

Me colma de experiencias que ni siquiera hubiera pensado en toda mi vida, de palabras que realmente me mantienen con una esperanza viva, a pesar de que pueda morir dentro de poco. Eso no me importa, lo que me importa es que me siento amado por Él y eso me sostiene sobre manera.

Espiritualmente hablando, me ha tocado vivir unas experiencias, que no desearía a nadie, y es sentir el peso de la muerte; claro esta por mi falta de fe.

Hoy soy un hombre de 25 años que no se cansa cada día de dar gracias a Dios por tan grandes cosas, que desea ser un testigo de Su Amor y aunque lo veo lejos de mis fuerzas se que Dios me ayudará.

No sé a donde desea llevarme pero, en lo posible, trato de dejarme llevar por esa corriente de Amor y ojalá pueda sumergirme en toda ella. Lo que si estoy seguro es que me Ama, que aunque mi corazón se desvía Él no me deja.

 

Todos estos años he estado en sus brazos y lo reconozco con todo mi ser, porque no se quién podría vivir como hasta hoy vivo yo, con deseo intenso de amarlo hasta gastar mis fuerzas, que lo conozcan como un Dios Padre de todo Amor que está dispuesto a llevarte a Su Corazón sin importar quien
eres, y todo por Amor.

Pero, bendito Sea Dios que nos muestra Su Rostro a pesar de lo miserables y pecadores que somos.
Antes lloraba por mi vida, por el terror de morir. Hoy lloro porque a veces me siento imposibilitado para amarlo con todo mi ser, lloro por el gozo que Él brinda gratuitamente. Es una locura, pero sufro y gozo al mismo tiempo.

En las pruebas es como Dios nos ayuda a ser mejores hijos de Él. Ahí se miden nuestras fuerzas y el amor que tenemos hacia Él. Todo es siempre por amor.

Héctor Rodríguez

 

 

 

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