Sent: Sunday, November 10, 2002 10:42 PM
Subject: El Arrepentimiento Incesante

Se envía este correo, nuevamente, debido a ciertos problemas técnicos que ocasionaron que sólo algunos miembros del foro lo recibieran. Les pido una disculpa a quienes lo están recibiendo de nuevo.

 

 

 

Esta es la segunda plática de Vassula, en Egipto, en la reciente
peregrinación. 


Aquéllos que han estado leyendo los Mensajes de la Verdadera Vida en Dios
deben de haber notado, quizás, que hay algunas palabras que enfatizan todo
el Mensaje: por ejemplo, las palabras: amor, reconciliación, unidad,
Espíritu Santo, oración incesante, la Palabra de Dios, Sabiduría y la
palabra arrepentimiento. Hoy, quisiera atraer su atención, sobre la palabra
"arrepentimiento" y tratar de analizar su verdadero significado. Pero antes
de pasar a esto, permítanme decir unas breves palabras acerca de la oración
incesante. Todos sabemos, cómo Dios nos está pidiendo a todos que
convirtamos nuestra vida, en una oración incesante.

La oración incesante es, cuando permitimos a Dios vivir, perpetuamente, en
nosotros y nosotros en Él. La oración incesante es, cuando nuestro espíritu
está, completamente, absorto en Dios, volviéndose sensible a la Presencia de
Dios. En estos momentos, ya no necesitamos palabras para expresarnos a Dios,
porque todo nuestro ser se convierte en una llama viviente. Inflamados con
amor por Dios. En estos momentos, de esta oración silenciosa, nuestro
espíritu se olvida del mundo, y está extasiado en este silencio, disfrutando
cada momento de haber sido capturados por Dios.

Nuestra vida debiera de estar girando, sólo alrededor de Dios y alrededor
del Amor Divino, porque el amor une el alma con Dios, y entre más poderoso
se vuelve el amor, el alma penetra más profundamente en las profundidades de
Dios y dentro de la vida de la Sabiduría. Repentinamente, todo empezará a
aclararse para el alma, porque la Sabiduría será Su Compañera diaria y para
su gran asombro, ella empezará a ver las cosas, que el ojo no puede ver, y
empezará a escuchar las cosas, que el oído no puede escuchar. Entonces, el
alma estará tan entrelazada con el Creador y atraída en una unión perfecta
del Amor Divino con Dios, que su espíritu se vuelve uno con el Divino. El
alma posee a Dios, tanto como Dios la posee a ella.

Un alma no puede vivir sin Dios, sino que toma su vida de Dios. Sin Dios,
nuestra mesa está vacía. Es por esto, que es tan importante dar espacio al
Espíritu Santo, para que Él nos llene con Su Luz. Pero el Espíritu Santo no
puede venir a un alma que está en pecado, ni puede actuar, tampoco, en un
alma artificiosa. Por lo tanto, el arrepentimiento es necesario para
purificar el alma. Dios dice que el arrepentimiento es la puerta que conduce
a las almas al sendero de la contemplación, y de la oscuridad, a la luz. El
arrepentimiento es un acto de humildad y entre más humilde es uno, es más
fácil que el Espíritu Santo encuentre Su Camino en el alma. Por eso, el
arrepentimiento se debe convertir en un estado permanente, en nuestra vida,
para permitirnos estar en un estado permanente de contemplación y unión con
Dios, lo cual es la oración incesante, como antes la describí.

Sin lágrimas, nuestro corazón permanecerá duro como una piedra y nunca podrá
alcanzar la humildad espiritual. El que no esté dispuesto a aceptar el
arrepentimiento, nunca estará unido al Espíritu Santo y nunca conocerá a
Dios, ni Lo entenderá.

Todos los que deseen la salvación, sentirán la necesidad de arrepentirse, y
Dios escuchará su arrepentimiento. Entre más sincera sea la persona que se
arrepiente, más grande será la Amistad de Dios. El arrepentimiento no es un
acto de una sola vez. Así como se nos pide convertir nuestra vida en una
oración incesante, así es con el arrepentimiento. Dios nos pide que nuestra
vida se convierta en un arrepentimiento incesante. Dios dice que cada
palabra dicha a Él, con verdad, atrae Su Amistad, más cerca, ya que Su
amistad se obtiene, en la proporción del arrepentimiento dado a Él. Los
frutos que se obtienen, después del arrepentimiento, son el amor y el
deshacerse de las pasiones. Una vez, Dios dijo: "Los pequeños pecados  o
grandes pecados, todos son pecados ante Mis Ojos". Y en otro Mensaje, Él
agrega: "El pecado es parecido a un veneno dentro de ustedes, y entre más
tiempo permanece dentro de ustedes, más se enferman, acercándolos más, a la
muerte. Entre menos lo purguen fuera de su sistema, más se arriesgan a
morir. Ustedes pueden ser liberados y sanados del veneno del pecado, si se
hacen humildes y se dan cuenta, de que el único remedio para purgar sus
pecados es el arrepentimiento".

"Díganme: ¿quién de ustedes arriesgaría su vida, si hubiera descubierto que
ha tragado veneno y permaneciera inerte y sin hacer nada al respecto?. Para
ser curados de este veneno mortal, tienen que inclinar su cabeza y admitir
que son pecadores, ofreciéndome su arrepentimiento. Entonces, todo lo amargo
del veneno será purgado, incluyendo la misma serpiente, que han estado
nutriendo dentro de sus entrañas, a lo largo de su vida; y, ya estando
libres, Yo reemplazaré aquellos males con Mi Dulzura... Sí, una vez que
aquellos males salgan, se curarán, y una vez curados, ya no serán ajenos a
Mi Ley. Voluntariamente, darán la espalda al mundo, porque, frente a
ustedes, verán Mi Gloria y Mi Esplendor; la Visión de Mi Presencia Radiante
brillará dentro y fuera de ustedes".

Hoy, Dios nos está dando abundantes oportunidades para regresar a Él, a
través de las Gracias que está derramando sobre nosotros, en nuestros
tiempos tan miserables y patéticos. A través de la Gracia que nos ofrece,
Dios nos traerá a una verdadera vida en Él... Hemos aprendido que debemos
hacer la paz con Dios, que nos conduce, también, a hacer la paz con el
prójimo. Mientras no hagamos la paz con Dios, estaremos aún caminando solos
sobre carbones calientes y no con Dios. Continuamente, estaremos
transgrediendo la Ley del Amor que Dios nos ha dado y seguiremos viviendo
como rebeldes distanciados de Dios. Por esto, estemos en un permanente
estado de oración y arrepentimiento, repitiendo aquellas palabras en nuestro
corazón: "Jesucristo, Hijo de Dios, ten Misericordia de mí, pecador...".

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