Enviado: Domingo, 15 de septiembre de 2002

Asunto:  El Por Qué de las Revelaciones Privadas

 

 

El presente artículo fue escrito por el Padre Michael Kaszowski,
Profesor de Teología en el Seminario Arquidiocesano de Katowice,
Polonia.


¿Por qué recibimos revelaciones privadas, si ya tenemos la revelación
completa a través de Cristo?


"De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia nosotros hemos recibido
la Revelación completa a través de Cristo. Pero aún cuando tenemos la
plenitud de la Verdad en Jesús, necesitamos ayuda adicional para
entenderla completamente. El Espíritu Santo es quién nos ayuda. Jesús
dice que Él puede recordarnos la Verdad Revelada, ayudarnos a
descubrir su significado, y mostrarnos las cosas por venir: "Pero el
Consejero, el Espíritu Santo, a quién el Padre enviará en Mi Nombre,
les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que Yo les he
dicho". (Jn. 14,26)

El recordar, orientando a la Verdad y anunciar cosas por venir, no
terminó con el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo ha continuado Su
trabajo en la Iglesia - trabajo manifestado también a través del
regalo de la profecía -. Este don permite a aquéllos que lo poseen
convertirse en testigos de Dios, abogados de su Verdad y de su Amor, y
de esta manera llamarnos a demostrar a nuestro Creador nuestro amor
por Él.

San Pablo considera el don de profecía como el más importante para la
Iglesia (1Cor. 14,1): "sigan el camino del amor y deseen
vehementemente los dones espirituales especialmente el don de
profecía". Él ubica a los profetas después de los apóstoles y antes de
los maestros: "Y en la Iglesia Dios ha designado primero a todos los
Apóstoles, segundo a los Profetas, tercero a los Maestros..." (1Cor.
12,28) (Cfr Ef 3,5 - 4,11) Él habla acerca de la Iglesia construida
sobre los Apóstoles y los Profetas (Ef 2,20) "...edificada sobre el
fundamento de los Apóstoles y Profetas y cuya piedra angular es el
mismo Cristo Jesús".

La profecía de Joel dice: "Y después de esto, - dice el Señor -
derramaré Mi Espíritu sobre toda carne; profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones. Aún sobre los siervos y las siervas derramaré Mi
Espíritu en aquellos días". (Joel 3, 1y2)

Pero este don olvidado es conferido por varios motivos de modo más
frecuente de lo que pueda suponerse. Su forma más común es el
esclarecimiento interior - entendimiento de una Verdad Revelada, por
ejemplo durante una reunión de estudios, una discusión o un sermón -.
Otra forma menos común es la revelación privada. Las revelaciones
privadas son usadas por el Espíritu Santo para recordarnos la Palabra,
conducirnos hacia la Verdad y mostrarnos el futuro. Por ejemplo, los
niños de La Salette, Lourdes y Fátima recibieron el don de profecía en
una forma excepcional, y llegaron a ser instrumentos a través de los
cuales Dios enriqueció a su Iglesia.

Las revelaciones de Fátima son un ejemplo de la importancia de la
profecía en bien de la Iglesia y de toda la humanidad. A través de los
eventos de Fátima el Espíritu Santo nos recordó la Verdad revelada
acerca de la prontitud con que Dios muestra su misericordia y su
compasión, y del valor de la conversión y el arrepentimiento. El
Espíritu Santo enriqueció a la Iglesia dándole a conocer el valor de
celebrar los primeros sábados de mes. El Espíritu Santo reveló el
futuro en Fátima; la humanidad iba a ser castigada si no se
arrepentía. La voluntad de Dios era usar los niños de un pequeño
pueblo para recordar a los servidores de la Iglesia que consagraran al
mundo y especialmente a Rusia, al Inmaculado Corazón de María.

Fátima no ha disminuido la importancia de la Revelación Publica. No
está compitiendo con la Santa Biblia. La Iglesia no fue afectada por
esta revelación. En cambio, se conoció una valiosa verdad redentora:
ofrecer todo a través del Corazón de María, es estar a Su servicio y
así estar al servicio de Dios ofreciendo reparación por los pecados.
Este simple recordatorio de Fátima fue un inmenso regalo para la
Iglesia.

Las numerosas experiencias místicas que se producen alrededor del
mundo y de las cuales oímos hablar, particularmente las apariciones
marianas, nos muestran que el don de profecía no se ha extinguido; de
hecho está aumentando, puesto que la sabiduría de Dios ha considerado
este don como particularmente necesario en el siglo XX.

A pesar de la existencia de la Biblia, necesitamos constantemente
recordatorios acerca de la verdad revelada y de nuestro propio
destino. Estamos sumergidos en un mundo en el que no vemos a Dios  ni
vemos lo sobrenatural. Entonces necesitamos que se nos recuerde su
Amor por nosotros y nuestro destino final de vivir con Él en su Casa.

La profecía en forma de revelaciones privadas nos ayuda a alcanzar la
redención y no amenaza a la Santa Biblia. Al contrario, las
revelaciones privadas alientan la lectura de la Biblia, su meditación,
y una comprensión más profunda de las Escrituras. Las revelaciones
privadas no serían auténticas si desplazaran la lectura de la Biblia.
Las revelaciones privadas auténticas llevan a un anhelo por la Palabra
de Dios.

Los que son reacios a aceptar las revelaciones privadas indudablemente
no rechazarán la necesidad de sermones, conferencias o estudios
teológicos, diciendo que ya existe una Revelación, una Santa Escritura
y la enseñanza de la Iglesia. Cuando ponemos en primer lugar y como
más importante la Sagrada Escritura, no decimos al mismo tiempo que no
tienen importancia los sermones. Reconocemos que éstos no contradicen
o sustituyen a la Santa Biblia sino que profundizan nuestro aprecio
por Ella.

Ningún creyente se siente obligado a optar entre la Revelación Pública
y las privadas, como ningún creyente tiene que elegir entre la Santa
Biblia, la Tradición, el Magisterio de la Iglesia y los escritos
espirituales.

Éstas no se oponen entre sí, sino que se enriquecen mutuamente porque
todas tienen el mismo origen: el Espíritu Santo. "Hay diversidad de
dones, mas el Espíritu es uno mismo; y hay diversidad de ministerios,
mas el Señor es uno mismo; y hay diversidad de operaciones, mas el
mismo Dios es el que las realiza a todas en todos. A cada uno, empero,
se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común". (1Cor.
12,4-7)

Es necesario discernir; debemos protegernos de los errores, pero no
debemos desoír la auténtica Voz del Señor cuando nos habla.

Cuando Dios habla al hombre, éste debería caer de rodillas, escuchar y
cambiar de vida. No debemos caer en el error de decir: "¿Por qué está
hablando Dios ahora, cuando ya ha dicho todo en el pasado?"

Una persona cauta, como dice San Pablo (Tes. 5,19), no apagará el
fuego del Espíritu. No debemos ignorar la mano de Dios extendida hacia
nosotros ni la de su Madre, porque heriríamos su amor por nosotros. No
debemos obstaculizar a otros dispuestos a recibir la gracia de Dios
dado que Jesús nos previene diciendo: "¡Pobres de Ustedes, doctores de
la Ley y fariseos, Uds. hipócritas! Uds. cierran el Reino de los
Cielos en la cara de los hombres. Uds. mismos no entran, tampoco dejan
entrar a aquéllos que lo intentan".

¿Y qué decir de los falsos profetas? Las Santas Escrituras nos
advierten sobre los falsos profetas.

Pero, asimismo la Santa Escritura nos anuncia que habrá numerosos
profetas (Hch 2,17-21) y que habrá oposición a la profecía en la
Iglesia (Zac 13,3-4).

Habrá, por lo tanto, auténticos y falsos profetas. Los auténticos
serán perseguidos (Lc 6,26). Por eso es necesario examinar
detalladamente a cada profeta. Jesús nos dijo que los profetas
genuinos producirán buenos frutos.

La historia de la Iglesia nos enseña una lección maravillosa: ¿Fueron
acaso, los cismas y los errores, provocados por las revelaciones
privadas o fueron la creación de teólogos basados en sus teorías o en
sus propias ideas? Podemos igualmente preguntarnos si algunas
actitudes que se dan actualmente en la Iglesia como el cuestionamiento
de la autoridad del Papa, el rechazo del Sacramento de la
Reconciliación, negar la adoración al Santísimo Sacramento, rechazar
la Eucaristía como Sacrificio Perpetuo, el cuestionamiento del culto a
Nuestra Señora y a los Santos, son resultado de las revelaciones
privadas o se originan en otras fuentes?

Las revelaciones privadas intentan hoy recuperar todas aquellas
tradiciones de la Iglesia que de alguna manera fueron dejadas de lado.
La revelación privada dada a Vassula ¿no nos habrá sido dada para
abrirnos los ojos?


Padre Michael Kaszowski
Profesor de Teología en el Seminario
Arquidiocesano de Katowice, Polonia.




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