Contenido:
1. Reflexiones sobre la Peregrinación de la VVeD por el Padre Ashenden
2. Oración por la Unidad
3. El Verdadero Cristiano por el Padre Abberton
Una Reflexión Personal sobre la Peregrinación Ecuménica de la VVeD en 2007
Por el Padre Gavin Ashenden
Capellán Senior y Profesor de Psicología de la Religión en la Universidad de Sussex
Capellán del Obispo de Chichester, Consejero Diocesano sobre Religiones de la Nueva Era
Miembro del Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra
LUGARES
Tal vez éstos son los aspectos más inmediatamente accesibles de una peregrinación. Uno visita los lugares que
fueron importantes en la historia y experiencia de la Iglesia y de su peregrinación a través del tiempo y espacio.
Las reflexiones individuales respecto de la mayoría de los lugares serán distintas. Sin embrago, para todos
"Soy Yo, tu Salvador,
Quien ha venido a ti para sanarte,
alma amadísima."
Boletín de
La Verdadera Vida en Dios
20 de agosto de 200
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nosotros hay por lo menos uno o dos lugares que tienen un impacto especial. Fue cautivador ver las tumbas de
Cappadocia, en las que los Cristianos se escondieron en tiempos de tribulación. El paisaje no se parece a nada de
lo que he visto antes.
Sin embargo, lo que más me impactó fue la casa de María, en Éfeso. Algunas personas hablaban del efecto que
tiene éste lugar. Yo no sabía qué esperar, aunque reconozco que una de las maneras en las que los Mensajes de la
Verdadera Vida en Dios me han cambiado es abriendo mis ojos a la importancia de María, la Madre de Nuestro
Señor.
Al participar en una peregrinación, uno sabe que sus puntos de vista van a evolucionar, serán aclarados y
algunas veces, incluso, cambiarán completamente. Como Anglicano siempre he sabido que Ella era
teológicamente importante. Siempre atesoré su Título como Madre de Dios. Pero, no yo, sino otros sacerdotes y
personas, eran los que hablaban de la cercanía con Ella. Yo estaba un poco perplejo ante esto y pensé que, tal
vez, se trataba de algo psicológico, como una manera de interactuar con el aspecto femenino.
Después encontré en los Mensajes cuan Intensa, Viva, Importante e Involucrada es Santa María. Y me di cuenta de
que no se trata de preferencias personales, sino que debería convertirse en algo mucho más fuerte en mis
oraciones y mi relación con el Señor. Su casa y el lugar en el que ésta se encuentra intensificaron mi conciencia en
desarrollo. Había una especial intensidad de color en el lugar. Me pareció que el aire era más luminoso. El pasto
tenía una exquisitez fuera de lo común. Era fértil, abundante, profundo y vibrante. La Eucaristía fue
especialmente maravillosa. No se trataba de una dinámica de grupo. Era el entrar a un lugar más profundo en
Dios, de una manera que simplemente nos es dada. Ése lugar lo daba, lo que, por supuesto, significa que Nuestra
Señora lo dio. El lugar no sólo proporciona una cercanía especial a Nuestro Señor y Su Madre, sino que nos muestra
las profundidades a las que estamos siendo llamados. Y, tal vez, mediante nuestras oraciones y atención, le
permitiremos a Ella y a Nuestro Señor el hacer de los lugares en los que nos encontramos, puertas más amplias
al Reino de Dios.
Desde que supe que iríamos a Izmir en Éfeso, escuchaba en mi mente el canto de
Grande es Diana de Éfeso
.
Está claro de las Escrituras y la historia, que Éfeso era un lugar magnífico, entendiblemente creído de su propia
importancia. Al caminar por la calle principal, mi admiración por San Pablo creció inmensurablemente. Pensar
que llegó allí con el Evangelio a enfrentar todo este poder, riqueza e intereses creados, y se convirtió en una
amenaza para ellos, como lo describe los Hechos de los Apóstoles, llevando además a la gente a experimentar a
Cristo Resucitado… ¡Qué valor y cuánta santidad!
Patmos fue el lugar más emotivo para mí. Pudo haber sido mi imaginación, pero sentí como si un velo gris que se
posaba sobre Turquía se empezaba a disipar mientras nos acercábamos las islas griegas. Lo sentí como un
fenómeno metafísico, más que atmosférico, pero lo que sea que haya sido, fue real y mucho más que el mero
clima.
Poco después de mi conversión, siendo un joven estudiante de leyes, conocí un Sacerdote Anglicano que me
platicó la profunda experiencia de renovación que vivió en Patmos, cuando se sentó en la Gruta de San Juan a
leer el Apocalipsis en griego. Un día, pensé, yo quiero hacer eso. El día finalmente había llegado, 30 años
después.
Y he aquí otro cambio que realizó la peregrinación en mí: mi relación con el último libro de la Biblia. En los
círculos teológicos académicos, hace mucho que se presupone que el Apocalipsis no fue escrito por la misma
persona que escribió el cuarto Evangelio. Si Juan, el amado discípulo escribió el cuarto Evangelio, entonces otro
Juan escribió el Apocalipsis. Pero mi experiencia en Patmos ha empezado a cambiar la manera en que contemplo la
dinámica del Reino de Dios.
El argumento es que el estilo de escritura, la gramática, el vocabulario, el uso del idioma griego en sí mismo, es
muy diferente en los dos textos. Me enteré ahora de la existencia del secretario de San Juan, conocido en la
tradición, pero poco confiado por los académicos. La posibilidad de que parte de estas diferencias se deban a la
persona que escribía lo que San Juan dictaba, me hicieron ver el Apocalipsis, nuevamente, como una fuente de
revelación e inspiración. Digamos que lo han devuelto a mi mapa teológico. Más importante que esto fue mi
descubrimiento de que en ciertos pasajes de los Mensajes de la VVeD, Nuestro Señor cita varios pasajes del
Apocalipsis. Mi mente teológica ha sido cambiada. Si Jesús está en lo correcto, yo debo de estar equivocado. Y
ahora encuentro que, a través de los Mensajes, tengo un nuevo gusto por la metáfora y la hipérbole que yo ya
había reconocido como propios de Nuestro Señor en el Evangelio, pero que son especialmente vívidos en los
Mensajes.
¡Y lo que yo imaginaba como la cueva de San Juan era totalmente equivocado! Yo la veía como una caverna
tradicional cerca del mar. En vez de esto, es un lugar dentro de la montaña.
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ORACIÓN
Me di cuenta de que un cambio estaba llevándose a cabo en mis experiencias al concelebrar la Eucaristía.
Inicialmente, me sentí sorprendido de que algo así pudiera ocurrir ante mis ojos. El ver a un Arzobispo Cardenal
participar reverentemente, en la Eucaristía presidida por el Obispo Anglicano de Jerusalén fue tan emotivo, que
no puedo encontrar palabras para describirlo. Fue una sanación a tanto malentendido y antagonismo.
En la última peregrinación de 2005, yo veía estas celebraciones como un testigo profético de lo que Dios quería,
pero que sólo ocurriría en la Iglesia en un tiempo muy lejano en el futuro. Esta vez las vi como algo
completamente normal. Es lo que hacemos de manera común en nuestras denominaciones fragmentadas lo que es
la aberración. Esta unidad alrededor del altar era la Iglesia. Esto era lo normal. Esto era más real. Finalmente, como
en un día de Navidad, en el que una familia que había estado dispersa por la tierra y sin hablarse por demasiado
tiempo, llegaron a casa a sentarse alrededor de una mesa y celebrar. Ninguno de nosotros somos la Iglesia sin los
demás.
Inevitablemente, la Peregrinación de la VVeD hace surgir la pregunta de cuán correcto es el suspender las
cuestiones teológicas que constituyen el camino hacia la unidad Sacramental. En los Mensajes, encontramos que el
Señor da marcha atrás a nuestra preocupación con los aspectos teológicos. Al celebrar cada día la Eucaristía, con
las diferentes caras de la Iglesia, Católica, Ortodoxa y Anglicana, todas infundidas por el Espíritu Santo, la
respuesta se volvió muy clara: primero, alrededor del Altar. En vez de que la Eucaristía, la teología sacramental, y
las políticas de la Iglesia sean los factores determinantes, he aquí que en su lugar estaba la Iglesia Sanada, el
Cuerpo de Nuestro Señor Restaurado. La gloria de que las hebras separadas sean tejidas en una sola al momento
en que Él se hacía presente entre nosotros, en el pan y el vino, y en la devoción, adoración y amor. Estas
Eucaristías diarias convirtieron el punto de vista teológico en una muestra del Reino de los Cielos.
Cada celebración tenía su propio toque de delicia. Pero dos fueron las que tuvieron mayor intensidad para mí: la
que tuvo lugar en la casa de Santa María en Éfeso, en donde el aire y la tierra se encontraban cargados de una
dulzura que fluía en nuestras oraciones, y en Pentecostés, en la isla de Patmos, cuando parados sobre de la
cueva en la que San Juan recibió un vistazo del futuro del tiempo y el espacio, atraídos para los propósitos del
Señor, nosotros también recibimos un vistazo de la Iglesia, atraída proféticamente unida en los propósitos del
Señor, convirtiéndonos uno en la Eucaristía, atraídos a la unidad por la fuerza centrípeta de la energía del amor.
Pero esto tiene un costo. Ahora, en casa, al ofrecer la Eucaristía, volteo a mi alrededor y digo: ¿dónde está el
resto de la Iglesia?
PURIFICACIÓN
Algo pasa cuando uno lee los Mensajes. Me he dado cuenta de que se lleva a cabo un cambio interno. Tal vez es
porque son una conversación con el Señor, y en cualquier conversación, el corazón está abierto al diálogo. Y, al
estar abierto al diálogo, uno jamás es exactamente la misma persona después de la conversación. Un cambio ha
ocurrido, sin importar cuan mínimo o infinitesimalmente pequeño.
Durante la Peregrinación, este proceso parece haberse acelerado. Mi mente, que se gana la vida como
académico, así como sacerdote, se hizo cautiva de mi corazón adorante al Señor, al contrario de lo que es mi
patrón normal de vida. Ahora, tengo un tiempo meditando sobre cómo la mente y el corazón deben relacionarse
como discípulos. Debí de haber tomado la pista del aforismo Ortodoxo que dice que uno debe presentarse al Dios
Verdadero con el verdadero yo, con la mente en el corazón.
Me di cuenta de que durante esta peregrinación, muchos de mis puntos de vista cambiaban rápidamente. El
corazón tenía la prioridad. La mente tiene un trabajo que hacer, y me encanta. Pero la prioridad era el corazón, y la
mente era invitada a pararse en el corazón, rodeada por el corazón. En la adoración, la mente se aquieta de
manera continua, al mismo tiempo que el corazón se convierte en el compañero dominante. Algo en la
peregrinación evocó al corazón de una forma particularmente conmovedora. Pudo ser el estar en la compañía de
toda la Iglesia, toda la oración que la precedió, pudo haber sido la potencia de la Iglesia unida en amor y
adoración, de una manera tan singular, pero tuvo el efecto de acelerar la limpieza interior que la presencia de
Dios conlleva.
GENTE
Uno de los aspectos más emocionantes de una peregrinación es la expectativa de la gente a la que el Señor nos
llevará y a la que Él traerá hacia nosotros. Cada una de las dos Peregrinaciones de la VVeD a las que he asistido, ha
grabado a las personas en mi memoria, tanto como los lugares que hemos visitado. Así, una plática casual
durante una comida se convierte en palabras incisivas, esculpidas por el Espíritu Santo, respecto de una situación
que uno difícilmente se daba cuenta que requería atención. La peregrinación toma la forma de una
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confesión paulatina en la que las cosas se comparten, se absuelven y se procesan en la dinámica del Reino de los
Cielos. Hubo mucho de este tipo de sabiduría. Incluso en conversaciones más ligeras, había un flujo de amor,
intimidad y bondad que decoraban los días. Sin tomar en cuenta las conversaciones, no es fácil explicar cómo los
días parecían tener esta benigna intensidad de encuentro. Pero sobre todo, había esta sensación de que el anhelo
de amar al Señor, de encontrarlo y permanecer cerca de Él es más normal que la rutina de nuestra vida diaria,
lejos de estos compañeros.
A lo largo de mi vida Cristiana, me he maravillado cuando la presencia de Cristo salta de los ojos de alguien que Lo
lleva en su corazón. En esta peregrinación, una de mis memorias más intensas será la de uno o dos sacerdotes,
cuyo manejo del idioma inglés era poco o inexistente, pero con quienes sentí un profundo vínculo de amor un
profundo respeto al ver cuanto Jesús llevaban en sus ojos, sus mentes y sus corazones.
Ésta fue la unidad de la Iglesia, el Carisma de Cristo. Éste fue mi alimento durante esta Peregrinación de la
Verdadera Vida en Dios, así como durante la Peregrinación pasada, las que han sido regalos en mi vida.
Padre Gavin Ashenden
29 de junio de 2007
Oración por la Unidad
Por el Padre Sergius Bulkalov
Reproducida en los Mensajes del
29 de diciembre de 1989
y
18 de enero de 1993
"Oh Jesucristo, nuestro Señor y Salvador,
Tú nos has prometido habitar siempre con nosotros.
Tú has llamado a todos los Cristianos
a acercarse y compartir Tu Cuerpo y Tu Sangre.
Pero nuestro pecado nos ha dividido
y no está en nuestro poder compartir juntos
Tu Santa Eucaristía.
Nosotros confesamos éste, nuestro pecado,
y Te imploramos que nos perdones y nos ayudes
a tomar los caminos de la reconciliación
según Tu Voluntad.
Inflama nuestros corazones
con el fuego del Espíritu Santo,
concédenos el Espíritu de Sabiduría y de Fe,
de audacia y de paciencia,
de humildad y de firmeza,
del amor y del arrepentimiento,
a través de las oraciones
de la Santísima Madre de Dios
y las de todos los santos.
Amén
"
El Verdadero Cristiano
Por el Padre John Abberton
El verdadero Cristiano es aquél que,
nteriormente, es Cristiano y la verdadera Unidad
stá y estará en el corazón. La Unidad no será de
palabra, sino del espíritu.
Hija, si Me amas, como dices, abraza la Cruz que e he dado; entonces tus pies no tropezarán. Nada
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n
este mundo es Su equivalente. Que tu mirada
nunca se aparte de Mi Mirada.
Alumna? Ven, sígueme…
Mensaje del
13 de octubre de 1991)
Ya que se está llevando a cabo un debate sobre dónde se puede encontrar la
Verdadera Iglesia
, podríamos
preguntar: ¿quién es un verdadero Cristiano? La respuesta se da en el Mensaje citado arriba. Pero, ¿qué significa
esta respuesta? Seguramente, no significa que un Cristiano debe estar inactivo o no debe mostrar su fe a través de
sus buenas acciones? No, eso sería contradictorio con la Carta del Apóstol Santiago.
Debemos practicar lo que predicamos. Pero nuestras acciones y palabras deben ser sinceras, deben salir del
corazón. El
Verdadero Cristiano
puede que no entienda perfectamente lo que significa la
Iglesia
y puede que
no entienda todo lo que la Iglesia necesita para ser reconocida como
Verdadera
.
El
Verdadero Cristiano
puede que no sea capaz de hablar elegantemente acerca de los diferentes libros de la
Biblia y puede que no sepa los nombres de los principales pensadores y teólogos Cristianos del Este o del Oeste. El
Verdadero Cristiano
puede que no sea capaz de debatir puntos teológicos o citar capítulos y versículos de las
Sagradas Escrituras. El
Verdadero Cristiano
puede sentirse incapaz de conducir seminarios, dar pláticas sobre la
Fe o escribir ensayos espirituales inspiradores. El
Verdadero Cristiano
verá la necesidad de estudiar, pero puede
que sea un mal estudiante.
Así que, ¿qué es un
Verdadero Cristiano
? ¿El ser Católico u Ortodoxo o Anglicano o Evangélico, o cualquier otra
denominación, hace a una persona un
Verdadero Cristiano
?
Podemos tratar de ver las cosas como Dios las mira. No me refiero a ser blasfemos o a argumentar que tenemos
una clase de visión que no podemos tener, sino pedirle a Dios que aclare nuestra visión y que nos enseñe a ver, a
juzgar y a actuar. Sabemos que Dios mira al corazón (como le dijo al Profeta Samuel cuando miró a David).
¿Qué ve Dios? ¿Qué quiere ver Dios? Las respuestas están en las Sagradas Escrituras y en los Mensajes de la
Verdadera Vida en Dios. Aquéllos que tienen fe sabrán, sin buscar mucho, lo que Dios quiere ver en nosotros.
Nuestras conciencias nos lo dirán.
Un hombre puede estar envuelto en grandiosos favores eclesiásticos de toda clase. Puede ser conocido a lo largo y
ancho como un gran predicador evangélico – un
salvador
de almas. Otro puede ser un gran entonador de
cantos espirituales o un constructor de Iglesias. Otro puede conocer la Biblia de principio a fin y ser capaz de
citar cualquier texto, indicando el capítulo y versículo.
¿Qué es un
Verdadero Cristiano
? ¿Qué clase de corazón busca Dios?
Nosotros sabemos las respuestas:
Dios se siente atraído al
corazón contrito y humilde
. Él pide un corazón generoso. Él responde a un corazón
creyente, Él sana al corazón destrozado. Finalmente, el
Verdadero Cristiano
de nuestros días es aquél que tiene
un corazón destrozado. Destrozado, porque está abierto a otros, perforado, como perforado fue el Corazón de
Cristo, por los pecados y sufrimientos de la humanidad. Destrozado a causa de la desunión de los Cristianos y la
urgente necesidad de las almas de escuchar la Palabra del Evangelio.
Hoy, el
Verdadero Cristiano
tiene un corazón como el de Cristo: un corazón ardiendo con amor por Dios y por
las almas, rodeado de espinas de rechazo, malentendidos y compasión, pero vivo y latiendo de alegría, en medio
del dolor, de esperanza en medio del sufrimiento, de fe en la oscuridad y de amor en un mundo que se ha
convertido en desierto.
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¿Conoces a alguien así? ¿Tú, eres así?
Padre John Abberton
20 de julio de 2007
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